Kimberly Marshall es la agente consular de los Estados Unidos en Mallorca. Natural de Jamestown, una pequeña localidad de 500 habitantes en el estado de Misuri, conoció a su esposo, que es mallorquín, en Estados Unidos. Con él viajó a Mallorca hace 23 años con la intención de quedarse solo un tiempo, y terminaron instalándose en la Isla. Tienen dos hijos, ambos hablan catalán, español, inglés y algo de alemán. El mayor está pasando las fiestas navideñas con ellos, aquí.
Kimberly, que nunca imaginó al llegar a Mallorca que años después sería la agente consular de su país, participa en las Mesas Navideñas de El Corte Inglés de Avenidas, y ha elegido una en la que predomina el verde, combinado con el dorado en la casi totalidad de sus elementos. Es una mujer muy agradable, expresiva y buena comunicadora. Como no podía ser de otro modo, hablamos de cómo se celebra la Navidad en su pueblo natal, con apenas medio millar de habitantes… Allí no hay Misa del Gallo, pero sí cada iglesia –hay seis– celebra su servicio de Navidad, que suele ser sobre las siete de la tarde. Durante la celebración se cantan villancicos y suele haber un belén viviente, cuyos protagonistas son los niños. Muchos acuden ya cenados, otros cenan después, prolongando la velada hasta tarde. En cuanto a Papá Noel, llega más con regalos para los chicos, muy en consonancia con los tiempos actuales, videojuegos, móviles, ordenadores…En cambio, la Nochevieja es distinta y no tan familiar, sino más entre amigos. «Los americanos suelen celebrarla delante del reloj de Times Square, en Nueva York, unos delante de él, otros, los que no viven allí, desde sus casas, a través de la televisión. A diferencia de España, no hay uvas. Pero sí champán y los mejores deseos para el año que va a comenzar».
En cuanto a qué se come…. En Misuri, el plato de la Navidad es el pavo y el jamón al horno. Sí, una pierna de jamón hecha al horno, acompañada con puré de patatas, verduras, pan al horno… «El jamón ibérico no está todavía muy asentado, igual que los vinos europeos, pero, poco a poco, se van viendo más, tanto de lo uno como de los otros. Sí, la cultura del vino, sobre todo, no existía en la América profunda hasta hace poco. Puede que se haya ido introduciendo a raíz de la llegada de alemanes, que han traído buenas vides, y porque el norteamericano cada vez viaja más y conoce vinos nuevos y quesos, entre ellos los españoles y los italianos, que a medida que pasa el tiempo se van consumiendo más. Mis padres, que siguen viviendo allí, ya pertenecen a un club del vino».
El Menú
Primero
Sopa de Navidad
Segundo
‘Porcella' al horno de leña, con brócoli, arroz, cebolla frita...
Postre
Tarta de calabaza o de manzana, con galleta de azúcar parecida al ‘crespell'
Bebidas
Vino blanco y tinto, mallorquines y de la Península