El Black Pearl, segundo megavelero privado más grande del mundo, tras el Sailing Yacht A, fondea en la bahía de Palma. Su imagen futurista, realzada por sus enormes mástiles de setenta metros de altura, destaca frente al Portitxol. Entregado en 2018 en Holanda por la firma Oceanco a partir de un proyecto de vanguardia, reúne a bordo las cualidades de un velero con el confort de un megayate, como en el Maltese Falcon, en el que se inspira.
Con una eslora que supera los 106 metros, dispone de un aparejo de accionamiento automático, capaz de impulsarle a 30 nudos de velocidad. Puede izar 2.900 metros cuadrados de velas de color negro, que se recogen en el interior de sus vergas de fibra de carbono, mediante el sistema Dyna Rig. Asimismo, al navegar a vela, su hélice auxiliar actúa a modo de turbina como generador de electricidad.
Y puede cruzar el Atlántico sin utilizar carburante. Un aspecto que caracteriza a este velero, además de su apuesta por la energía limpia, es su equipamiento para doce invitados. Y es que dispone de cine, jacuzzi, beach club y garaje para embarcaciones auxiliares. En 2019 obtuvo el premio Sailing Superyacht of the Year Award. Su diseño se inscribe en las nuevas tendencias del siglo XXI, dentro del sector náutico más exclusivo.