Como cada último sábado del mes, un variado grupo de coleccionistas se reunió ayer por la mañana en el Castillo de San Carlos donde, rodeados por las murallas de la fortificación, sacaron a relucir algunos tesoros. «Organizamos actos para fomentar que los ciudadanos se acerquen al castillo, y así dar a conocer su fondo museístico», afirma el secretario de la Asociación de Amigos del Castillo de San Carlos, Alberto Rovellada, organizadores del encuentro en el que los coleccionistas aprovechan para intercambiar o vender sus bienes.
Aunque el público haya menguado desde que recientemente se cerrase el bar-restaurante del fuerte a raíz de la extinción del contrato de licitación, algunos sí aprovecharon la soleada mañana para acercarse al castillo. Allí encontraron una decena de puestos, en los que pudieron adquirir toda clase de artículos militares -uniformes y cascos, libros, fotografías, documentos, miniaturas, condecoraciones y medallas o banderas y estandartes-, o parches, algún que otro juguete y objetos de difícil clasificación.
«Hacemos mercadillos desde hace muchos años, nos encantan las antigüedades. Compramos, restauramos, vendemos. Hemos empezado muchas colecciones. Ya coleccionábamos cuando estábamos en Argentina, y donde vamos buscamos un rastrillo; el coleccionismo tiene un punto de obsesión. También hay que saber decir basta y deshacerse de las cosas», explica Ana de Bonis, una de las coleccionistas presentes en el encuentro, cuyo puesto era toda una amalgama de artículos y artilugios. La asociación organiza conferencias, sesiones de divulgación histórica, proyecciones cinematográficas y, eventualmente, exposiciones. El próximo encuentro será en enero de 2023.