El Circo Alegría presentó ayer en Son Fusteret su nueva función, Circus, un fascinante viaje a través del tiempo, un espectáculo de una hora y media que trasladó al numeroso público asistente a las últimas décadas del siglo XIX, cuando las carpas todavía se trasladaban de ciudad en ciudad a bordo de un carromato. El gran escenario del Circo Alegría permanecerá en Son Fusteret hasta el 8 de enero de 2023.
Además de estrenar su nuevo show, el Circo Alegría presentó sus incorporaciones más recientes, osos polares animatrónicos, de dos metros de altura y con su propia domadora, que simulan los números de la reconocida artista circense y adiestradora alemana Ursula Bötcher, que llegó a actuar con doce osos polares de forma simultánea, a los que alimentaba dándoles de comer de su propia boca. Estos osos animatrónicos ya salieron a escena en las navidades pasadas cuando actuaron en el prestigioso Circus Roncalli, en Alemania, y en el Circo Price de Madrid, fundado en 1853 por el clown y écuyer irlandés Thomas Price.
En una cuidada escenografía, diseñada y construida en el taller del artista fallero Pere Baenas, los más de 40 artistas del Circo Alegría, procedentes de 20 países distintos, ejecutaron toda clase de escenas que dejaron boquiabiertos a grandes y pequeños: malabares, trucos de magia, contorsiones, números de altura, el humor de los payasos y los constantes cambios de vestuario no dieron espacio para el aburrimiento. Cuando abandone la Isla, el Circo Alegría pondrá rumbo a Logroño y Huesca.