El jurista y profesor universitario Leopoldo Calvo-Sotelo Ibáñez-Martín, exletrado mayor del Consejo de Estado y exjuez del Tribunal General de la UE, ha defendido este miércoles que «no habría que descartar la organización de algún proyecto para adultos que estuviera inspirado en los mismos principios que el Erasmus». «Comprendo que sería difícil, pero para ganar en el largo plazo la Unión Europea necesita conseguir que los pueblos que la componen se conozcan mejor. A mí me gusta mucho citar una frase del poeta belga Émile Verhaeren: 'Europeos, admiraos los unos a los otros'. En este sentido, el programa Erasmus resulta muy útil».
«España, además, en ese aspecto queda muy bien, porque manda y recibe muchos estudiantes», ha aseverado en su intervención en un curso por el décimo aniversario del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad Católica de Valencia (UCV), informa la institución académica. Calvo-Sotelo, hijo del homónimo presidente del Gobierno entre 1981 y 1982 y sobrino-nieto del líder de la oposición José Calvo-Sotelo asesinado poco antes del inicio de la Guerra Civil, ha afirmado en su conferencia sobre la conexión continental de España que su padre «siempre estuvo orgulloso de su contribución a la plena integración de España en Europa y en el mundo occidental, a través, entre otras cosas, de la adhesión de España a la OTAN, de la que se acaba de celebrar el 40 aniversario».
También ha resaltado lo satisfecho que se mostró su progenitor durante su vida de «la consolidación definitiva del orden constitucional instaurado en 1978». Aunque ha querido subrayar que «nada de eso está en verdadero peligro hoy», sí considera que hay «cambios de rumbo» que ayudarían a mejorar a España. Por otro lado, el jurista ha hecho hincapié en que la Transición y la Constitución de 1978 que surgió de ella fueron «un éxito internacionalmente reconocido y un modelo para los procesos democráticos que tuvieron lugar en América y en la Europa del Este en los años subsiguientes». «No hay otro período histórico en la España contemporánea que pueda suscitar la adhesión casi unánime de los españoles -ha aseverado-. Sería un disparate socavar ese fundamento político indispensable de nuestra convivencia».
En materia educativa ha antepuesto a las «carencias» de los programas educativos oficiales un «problema previo» en la sociedad española: «La gente tiende a subcontratar íntegramente la educación, y esa no es buena fórmula. Muchas cosas mejorarían si se cuidaran más las conversaciones en familia y no se contestaran con bromas e ironías las preguntas de los hijos. La preparación de los viajes también es importante. Tengo la sensación de que muchos niños creen que España es una cinta de asfalto, puntuada por gasolineras, y que termina en una playa».