Pese a lo insólito de la estampa, hace 20 años los vecinos de Santa Ponça llegaron a habituarse a ver a dos niños lanzarse cuchillos como descosidos en el párking de casa. Los hermanos Tyrone y Michael Laner, de 40 y 32 años, nacidos en Mallorca, son la séptima generación de artistas circenses y, desde su más tierna infancia, se dedican a una de las disciplinas más populares del circo: el lanzamiento de cuchillos. Este verano, los hermanos han participado en el famoso concurso de talentos norteamericano Got Talent, con el número Blade to Blade; aunque no lograron hacerse con la victoria, ambos quedaron satisfechos con su intervención.
«Nos quedamos en las semifinales. Aún así estamos contentos: recibimos muy buena respuesta por parte del público y el jurado. Simon Cowell dijo que la actuación merecía estar en Las Vegas, y no se lo dice a cualquiera. Además, el programa es un trampolín, hay gente en Europa que nos reconoce por habernos visto allí», cuenta Michael, que en los últimos meses ha desarrollado su espectáculo en Alemania.
Itinerante
«Vamos donde esté el trabajo», dice Michael, que ha actuado en Suiza, Italia, Reino Unido, Francia, Italia o Dubái. Sus padres, Angelo Aramis y Josefina González, él lanzador de cuchillos y ella acróbata, se conocieron en el parisino Cirque d'Hiver. Siempre les inculcaron la cultura circense. «Mi primera aparición en el escenario fue con trece meses: como si fuese un cowboy, le daba vueltas a un lazo americano en un número de mis padres. A los siete años empezamos a practicar con los cuchillos. Primero los lanzábamos a madera vacía y más tarde, cuando ya se nos daba bien, nuestra hermana mayor y mi madre eran el blanco», explica Michael Laner, que cuenta que en sus inicios podía dedicarle cinco o seis horas diarias a perfeccionar la técnica.
A pesar de su experiencia, Laner sostiene que los nervios previos a una actuación nunca desaparecen, «debes intentar mantener la calma lo máximo posible, transformar los nervios en adrenalina, que te ayuda a realizar el trabajo», declara el lanzador, que asegura no guardar grandes secretos. «He aprendido a través de observar mucho a mi padre, en su postura, en su forma de lanzar... Cada uno debe buscar una postura cómoda, pero sin olvidar el apartado estético, porque estás actuando. Debes tener buena puntería, calma y una forma bonita. Siempre intento que el cuchillo llegue donde quiero», afirma Laner.
En su actuación Blade to Blade, los Laner rompen con la figura de la partenaire pasiva, ambos lanzan y reciben: «Es impactante la sensación de que un cuchillo te llegue tan cerca», afirma Laner, que por fortuna nunca ha vivido un accidente de gravedad, algo que tampoco le asusta en exceso: «No debes dejarte ganar por el miedo, de mil lanzamientos te puede dar uno. Intento pensar que es un gaje del oficio», concluye el lanzador.