El cambio de hora de invierno llega ya este fin de semana y dice adiós de forma oficial al verano. La madrugada del sábado 29 al domingo 30 de octubre, el último fin de semana del mes, hay que retrasar el reloj una hora. De este modo, a las 03.00 horas serán las 02.00 horas. Así, el domingo tendremos una hora más para dormir. Sin embargo, las largas tardes de luz que teníamos hasta el momento desaparecerán y las noches se adelantarán.
Esta modificación horaria puede provocar diferentes efectos para la salud. El sueño es uno de los más comunes ya que se puede ver alterado. También es habitual sentirnos más cansados e ir arrastrando somnolencia a lo largo del día hasta que nos adaptemos. Generar un peor rendimiento físico e intelectual con fatiga y falta de concentración son otros de los síntomas. Para aliviar estas situaciones hay que ir acostumbrando al cuerpo los días anteriores y esto puede ayudar a ver disminuida la sensación de jet-lag que produce. Como parte positiva, cabe destacar que este cambio supone un ahorro de energía del 0,5-2,5 %.
La modificación horaria de otoño se aplica en todos los países de la Unión Europea, a fin de ajustar la jornada laboral a las horas de luz natural. Desde hace años se ha debatido si habría que anular el cambio de hora. Aunque por ahora esta opción no se contempla esta medida podría suponer varios cambios. La propuesta de la Comisión Europea era eliminar esta modificación y dejar como permanente el horario de verano. En este caso, no se volvería a retrasar la hora en octubre ni se adelantaría en marzo. En España si también se fijara dicho horario, durante el invierno amanecería y anochecería una hora más tarde de lo habitual, es decir, a las 9 horas sería de día y a las 19 horas de noche.