Oli de Mallorca cumple 20 años. Un aniversario que se celebrará mañana con un acto en Can Tàpera. De acuerdo con los datos históricos, fueron los fenicios y griegos quienes introdujeron el olivo en la península Ibérica y, desde allí, llegó a Mallorca. Durante los siglos XVII, XVIII y XIX, el aceite tuvo un papel clave para la economía de la Isla, tanto por su función de ingrediente básico en la alimentación de los habitantes, como producto de trueque y exportación.
Pero hace tan solo dos décadas la realidad era muy distinta. «Los olivares en Mallorca estaban en punto muerto y desapareciendo. El último reducto era la Serra de Tramuntana; el terreno no permitía hacer grandes mejoras y el olivar se venía abajo. En Sóller quedaban tres tafones y lo que sacaba la cooperativa de Sóller de la aceituna no llegaba para cubrir gastos» señala Josep Oliver, que fue presidente de D.O. Oli de Mallorca durante casi 13 años.
Desde sus inicios, la Denominación de Origen y sus primeros elaboradores entendieron que la diferenciación no podía limitarse únicamente en el origen del producto, sino que debía sustentarse en la calidad de los aceites de oliva virgen extra, favoreciendo simultáneamente la modernización de los procesos de elaboración. A partir de entonces, el cultivo del olivo se ha extendido prácticamente por toda la Isla, así como el número de almazaras amparadas, que ya superan la docena.
Por su parte, Joan Mayol, actual presidente de la D.O. Oli de Mallorca, señala que «estoy muy contento de poder colaborar con las 1.000 personas afiliadas a Oli de Mallorca en promocionar un producto de primera calidad y de garantizar que se mantenga e incremente año tras año. Mañana conmemoramos estos veinte años uniendo a los representantes de la cadena, desde los productores hasta los consumidores, pasando por los distribuidores y los comercializadores. Asimismo, antes de finalizar el año, presentaremos un libro con la historia de estas dos décadas, que rememorará los 2.000 años de producción de aceite en Mallorca».
A todo esto, Mayol añade, «en estos últimos años se ha cambiado el método de producción y recolección, y seguiremos mejorando. Mi objetivo es mantener la ilusión con la que trabaja todo el mundo: hemos multiplicado por diez las ventas y tenemos el orgullo de que, cada año, crecemos de manera sostenible». Son cuatro las variedades de la oliva de la Isla: mallorquina, empeltre, arbequina y picual que, a resultas del clima y entorno marítimo de Mallorca, adquieren una personalidad propia y unos rasgos muy apreciados en gastronomía, como pueden ser sus aromas frutados verdes o maduros, a los que les acompaña un sabor lleno de matices y elegancia. El clima de Mallorca condiciona la época óptima de recolección de aceitunas, que se avanza respecto a otras zonas donde se cultivan olivos. De hecho, ahora mismo, las tafones empiezan a recibir la primera aceituna de la campaña de este año que, debido a la sequía, se presume escasa, pero de mucha calidad.