La mallorquina Nerea Real no pasó a la final de Idol Kids, que se emite en Tele 5 la noche de los miércoles. El público, que fue quien votó, la dejó fuera. ¡Qué le vamos a hacer! Nerea, que pese a su juventud –tiene 16 años–, sabe cómo funcionan los concursos –con anterioridad lo había intentado en La Voz–, aceptó el veredicto, «porque quiero pensar que el público, que fue quien votó, fue justo con su decisión –aseveró–. Por lo demás, me quedo con lo que me dijo uno de los jueces, Omar Montes, quien, además de animarme mucho, aseguró que en unos pocos años iba a dar mucho de que hablar en el pop español».
Cuenta también que desde el primer momento contó con el apoyo de sus padres y abuelos, quienes, además, estuvieron con ella en las dos audiciones que hizo. «Al finalizar mi actuación, cuando me reuní con ellos, tras haber sido eliminada, mi padre, dándome un abrazo, me dijo: ¡Ánimo, Nerea...! Un concurso no tiene por qué decidir tu futuro».
Compagina música y estudios
Según nos contó, este concurso, tras los primeros programas en que se disputaron las clasificaciones, y que ella superó, se interrumpió hasta hace dos semanas debido a la no mucha audiencia que tenía. Como el programa se grabó completo, ella, al igual que el resto de participantes, sabían quién ganaba, «pero nos tuvimos que callar por contrato». Nerea, que estudia 4º de ESO en el IES Llompart, y que en según qué canciones se acompaña tocando el piano, ha decidido ir a clases de canto y de piano a fin de mejorar lo uno y lo otro, «y porque aprender nunca está de más, y más en una carrera en la que tienes que estar trabajando cada día, y que pese a la entrega y al esfuerzo que hagas, muchos se quedan en el camino».
Razones por las que canta
Porque Nerea tiene muy claro que el programa es solo un trampolín, algo que te da a conocer, pero nada más. Incluso si ganas. «Porque una vez que finalice, ganes o no, todos nos tendremos que seguir buscando la vida por nuestra cuenta. Sí, el que ha ganado, ha ganado… Ha sido el mejor, pero, aparte de eso, nada más. La cadena no le ofrece ningún contrato, por lo que tendrá que espabilarse, como tendremos que hacer los demás si queremos ser alguien en la música… Y yo pretendo serlo. Por varias razones: porque me gusta cantar, porque cantando transmito, por el reconocimiento que la gente pueda tener hacia ti por lo que transmites… Y si encima tienes suerte, pues ya ni te digo».
‘Mi mujer' ya suena
Mientras tanto, está en ello a través de diversos frentes. Por una parte, como decimos, yendo a clase de canto y piano, por otra, de la mano de Alpha Music Studios, ha grabado una bachata titulada Mi mujer, que canta junto con el joven J. Prince, y con la que llevan cerca del millón de reproducciones, «que no sé cuánto dinero nos supondrá… Pero que tampoco será una barbaridad, cosa que ahora mismo no es lo que más importe. Por otra, voy a sacar muy pronto una canción en solitario, cuyo título aún se desconoce. Y por otra, tengo previsto actuar con mi padre, Juan Real. Quiero decir que entre una cosa y otra voy a estar muy entretenida. Porque luego están los estudios del IES. Pero eso no me preocupa. No soy muy fiestera, prefiero más quedarme en casa trabajando o haciendo cualquier cosa que tenga que ver con la música y los estudios». Nerea, que se considera de la era del móvil e Internet, es también influencer, con más de 61.000 seguidores en Instagram y 115.000 en Tiktok, que para no haber hecho más que empezar, no está mal.
Mucho que dar todavía
«Porque pertenecer a esta comunidad te permite vivir la vida en directo, estés dónde estés, y si encima eres cantante, las redes pueden ayudar a promocionarte», nos dijo hace unos meses, de lo cual se ratifica totalmente a día de hoy, «tanto es así, que hoy te conocen más por el número de seguidores que tienes que por las canciones tuyas que suenan por ahí… Que también es importante que sean escuchadas a través de las distintas plataformas musicales que hay. Y es que la era digital lo ha cambiado prácticamente todo». Lo bueno de Nerea es que, pese a lo joven que es, es muy madura. Por eso pensamos que tiene mucho que dar todavía.