¿Tatuajes en verano? Seguro que más de uno ha pensado hacerse alguno en esta época del año, aunque las dudas saltan de inmediato a la palestra: ¿Es seguro? ¿Mejor tatuarse en invierno? Las altas temperaturas del estío no implican de por sí peligro para los tatuajes. Son los hábitos propios de esta estación (llevar manga corta, ir a la playa, tomar el sol...) los que exponen a mayores riesgos a este tipo de heridas. No solo el sol, sino el sudor, el salitre del mar o el cloro de la piscina son elementos con los que hay que ir con cuidado, debido a las agresiones que provocan en el tatuaje. Los cuidados que hay que tener con ellos varían dependiendo de la antigüedad que tengan:
Tatuajes nuevos
Si el tatuaje es nuevo, debes esperar un mínimo de cuatro semanas para tomar el sol. Durante ese primer mes debes de mantener los cuidados que te haya indicado el tatuador y tener mucho cuidado con la zona, pues se trata de una herida aún abierta. Trata de no realizar ejercicios intensos y lava el tatuaje varias veces al día para evitar que el sudor entre en la herida y propicie la tan temida infección. Pasado ese tiempo crítico para su curación, los primeros meses has de seguir prestando atención a la zona para evitar males mayores. Las semanas siguientes, si quieres ir a la playa o exponerte al sol, acuérdate siempre de aplicarte protector solar de nivel 50. En casa, lávalo bien con agua y jabón e hidrátalo cada día.
Tatuajes antiguos
Si el tatuaje es antiguo, las actividades veraniegas no conllevan riesgos añadidos. En un típico caso de día de playa conviene, como con el resto del cuerpo, aplicarse crema solar, aunque no hace falta que sea de un índice mayor que el del resto del cuerpo. Tras la exposición solar siempre viene bien mojar la zona con agua e hidratarla con crema o aceite.