El verano es la época favorita de los más pequeños de la casa. Entre las vacaciones, las excursiones a la playa y los helados, no caben dudas de por qué. Sin embargo, la playa puede suponer un riesgo para los niños si no se tiene cuidado. Los pequeños disfrutan de la arena y el mar sin descanso bajo el sol. La playa les permite correr, saltar, bañarse, hacer castillos de arena, jugar con balones... La lista de actividades es interminable, por ello, es conveniente no perderlos de vista y actuar con precaución.
Principalmente, con los niños hay que evitar las horas de mayor exposición al sol en los momentos centrales del día, cuando el calor es más intenso. Es decir, de las 11:00 a las 17:00. Recordando que no todas las horas son igual de seguras para ir a la playa, la situación varía en función de las edades de los pequeños. Pero, por norma general las primeras horas del día son las más indicadas, tal y como apuntan los expertos.
En el caso de los bebés, durante su primer año de vida deben estar a la sombra y en un lugar ventilado. La playa es un buen plan temprano de 08:00 hasta las 11:00 y tarde a partir de las 17:00. Conforme van creciendo, los pequeños comenzarán a tener mayor libertad y se expondrán al sol jugando en la orilla. En este momento es indispensable la protección solar y proteger su cabeza con un gorro. A partir de una edad, los niños comienzan a ser independientes, pasan más rato en el agua y es más difícil protegerlos, pero toleran mejor las altas temperaturas. Por ello, lo más importante es usar un protector solar de factor 50. Paralelamente, la hidratación es igual de importante, por lo tanto, hay que ofrecerles agua continuamente.