Parece mentira pero, tras un fatigoso día de playa, existe un plan mejor que llegar a casa, darse una buena ducha con agua fría y cenar a espuertas. La Isla disfruta por primera vez del ‘Cinema lliure a la platja', una muestra de cine independiente, gratuita y de libre acceso, que se celebra en las playas catalanas y mallorquinas. La iniciativa nació once años en Barcelona y, poco a poco, se fue extendiendo por todo el litoral catalán.
El miércoles y el jueves, la costa pollencina acogió el arranque de la muestra y, ayer, le llegó la hora a Can Pere Antoni que, aunque carezca de aguas cristalinas y arenas doradas, se convirtió en una verdadera playa de cine. Sobre las 20.30 horas, cuando los operarios levantaban la pantalla inflable, los más prudentes montaban el campamento. Algunos tenían claro dónde iban, otros improvisaron la velada. «Ha sido una coincidencia. Hemos traído la tablet y la cena para ver una peli y nos hemos encontrado con esto», comentaba Angie Rojas, acompañada por unas amigas.
«Lo que más ilusión nos hace es estar al aire libre y hacer lo que nos gusta: comer chuches y ver una peli. Encima con la tía divertida», afirmaban Olivia y Valentina, de ocho y diez años, acompañadas por su tía Amalia Cerdà. «Buscábamos planes veraniegos para estar con los niños y nos pareció una buena idea», explicó Núria Brunet, que vio la película con su familia. Otros tuvieron suerte con la ubicación. «Nos hemos puesto aquí, sin tener ni idea, y han venido a montar la pantalla. ¡Estamos en primera fila!», dijo Walter Cueva. Cuando el sol cayó, sobre las 21.45 horas, comenzó la sesión, en la que se proyectó Les vides de Marona, de Anca Damian, precedida por el cortometraje Ulisses, del mallorquín Joan Bover. Hoy habrá otra sesión en Can Pastilla, mañana en s'Arenal, el lunes en Camp de Mar y el martes en Sant Elm. Cada día se programan películas distintas, siempre precedidas por un corto de un director mallorquín, que pueden consultarse en la página web de la muestra.