Hace unas semanas os hablamos de la ONG Action Group Children for Liberia, que de la mano del abogado palmesano Alejandro Bellapart, opera en Monrovia, capital de Liberia, país africano colonizado por exesclavos norteamericanos, y que a lo largo de muchos años ha sido escenario de conflictos entre liberianos colonos y liberianos indígenas, y en los años 80 del siglo pasado, el protagonizado por el rebelde Charles Taylor contra el gobierno electo añadió a la contienda los llamados niños de la guerra, o niños soldados. Pero esa es otra historia –la de estos niños, cuyos supervivientes son ahora personas adultas– que abordaremos otro día.
Porque hoy nos vamos a centrar en la labor de Action Group Children for Liberia, ONG creada por Bellapart –y registrada como tal en Liberia–, y más cuando este ha vuelto a Monrovia, en esta ocasión acompañado por un amigo suyo, Óscar Marín, que además de reconocido peluquero, es un atleta, modalidad ironman. Que son palabras mayores, eh... Aparte, Óscar, y esto también pesa en su decisión a la hora de viajar a este país, es solidario cien por cien, solidaridad que pone en práctica en su casa, pues su hijo, Iker, que es discapacitado –parálisis cerebral; concretamente padece una tetraparesia–, le ha enseñado a serlo. Es más, la convivencia con él, no solo le ha ensañado a superarse viendo cómo lo hace el crío, sino que, además, ha hecho que viva completamente entregado a él, lo cual le hace ser muy sensible ante los niños sin familia, que además sufren, como los que se ha encontrado en este país. Pero la historia de Óscar y su hijo la dejaremos también, por lo bella que es, para otra ocasión. Porque vale la pena conocerla…
Pobre no pide a pobre
En cambio, lo que si le pedimos a Óscar es que nos diera su impresión de lo que ha visto en Liberia, o mejor, de lo que se ha encontrado en este país, y de ello, lo que más le ha llamado la atención. «Pues han sido varias cosas. En primer lugar, su belleza, que contrasta con su pobreza presente allá a donde vayas o mires, como lo prueba el hecho de que no he visto a ningún pobre pidiendo en la calle, como aquí, en Mallorca… ¿Y sabes por qué no piden? Pues porque si todos son pobres, ¿a quién van a pedir? Tampoco he visto a ningún blanco… Bueno, sí, Alejandro y yo… Ni a ninguna ONG operando. Y es que, como digo, es tan pobre, y tiene tan poco que ofrecer, que nadie viene por aquí… También me ha llamado la atención ver a muchos niños huérfanos, niños sin familia y niños que viven solos. Bueno, a decir verdad, algunos no están solos… Me refiero a los que viven en dos orfanatos con los que colabora la ONG de Alejandro, uno está en Matadi, cerca de la capital, acogiendo a 57 niños, y el otro, al que dicha ONG está reformando, en Kingville, a hora y media de la ciudad, con capacidad, de momento, para 20 niños. Y digo de momento, porque con las obras que están a punto de comenzar, se va a hacer más grande, por tanto tendrá mayor capacidad, y encima, se va a construir una zona deportiva, una escuela, dos casas, y también se taparán las humedades en lo que hay construido. ¡Ah! Y se accederá a un pozo con agua, lo que es fundamental para vivir, porque de lo contrario hay que ir a buscarla a donde sea… Y todas estas reformas que Alejandro Bellapart quiere llevar a cabo, además de trabajo, suponen un desembolso que, como no hay nadie más que aporte algo, corre por cuenta de Action Group Children for Liberia».
Nos cuenta Óscar que durante la estancia allí, Alejandro les ha comprado literas, colchones, mesas alargadas y sillas con las que montar un comedor». También nos dice que durante su estancia, ha cortado el pelo a algunos. «Uno me vino con la imagen de un jugador de la NBA, diciéndome que quería verse así. Como no llevaba la maquinilla adecuada, no lo pude hacer, al menos como hubiera querido. Entonces, un chavalín que estaba viendo cómo le pelaba, me pidió un peine, colocó junto a las púas un hoja de afeitar y le hizo el degradado increíblemente perfecto, como el que hubiera hecho el mejor profesional… Si de mí hubiera dependido poder traérmelo a mi peluquería, lo hubiera hecho. Y es que África te puede llegar a sorprender cuando menos te lo esperas».
Y entre las fotos que nos muestra, en casi todas rodeado de niños, nos llama la atención una en la que están Alejandro, él y una señora. «Es mother Victoria. Ella está al cuidado de los orfanatos. Es un ángel, cuida de los niños, procura que estén bien, que no les falte de nada, a la vez que informa a Alejandro de las necesidades que tienen. Es el alma de la ONG».
País sin sobresaltos
Nos dice que las condiciones de vida para un europeo en aquel país, son pésimas. «No comes lo que quieres, sino lo que hay, y no todo es de tu gusto, pero como no hay otra cosas…. Tienes que dormir en no muy buenas condiciones, igual que asearte, pues sus camas, y sobre todo sus cuartos de baño, el que lo tiene, claro, no son como los nuestros. Eso sí, nadie se mete contigo, ni te mira mal, ni te roban, ni te asaltan, por lo que puedes ir tranquilamente por la calle a donde quieras. Tampoco hay armas, pues tras la guerra de Charles Taylor se depusieron todas. Y en lo que respecta a la gente, dentro de su pobreza, es amable. Y viajar por carretera es una aventura, sobre todo por el estado en que se encuentran. ¿Qué si hay corrupción? No lo sé. George Weah, el presidente del país, balón de oro del fútbol europeo en 1995 –jugó en el Mónaco, PSG Milan, Chelsea, Manchester City, Olimpic de Marsella y Al-Jazira–, es persona honrada que mira por su pueblo. Pero carece de recursos necesarios. Pese a todo, volveré algún día».