Cuando uno se plantea pedir una hipoteca, llega la hora de negociar con el banco. La entidad deberá de analizar la situación bancaria en concreto para aprobar o denegar el préstamo. Para llevar a cabo este análisis, los bancos requieren una serie de documentos, que dependerán de la naturaleza del solicitante. Serán diferentes si se trata de un asalariado, un autónomo o una empresa. Con ellos, la persona deberá acreditar que es capaz de afrontar el pago de la hipoteca a medio y largo plazo. Para ello, se recomienda que el pago no supere el 30 % del total de ingresos mensuales que se perciben. Estos son los documentos en cuestión:
- Número de Identificación Fiscal (DNI o NIE en el caso de que se sea extranjero)
- Última declaración de la Renta (IRPF)
- Si quien solicita la hipoteca tiene ya alguna propiedad, deberá presentar la escritura de la misma.
- Si ya se ha pedido algún préstamo, deberá aportar toda la documentación que tenga al respecto.
- Extractos bancarios recientes
- Información del inmueble, como la escritura,
- Si se tienen ingresos adicionales, se deberá aportar la documentación
- Si se vive en un domicilio alquilado, es común que el banco pida el contrato de alquiler, así como el recibo de las últimas mensualidades.
Estos son los documentos que la entidad bancaria exige, pero el papeleo puede aumentar en algunos casos, por ejemplo, si el solicitante es trabajador asalariado. En este supuesto, a toda la documentación anterior se deberá añadir la siguiente:
- Contrato laboral
- Las nóminas de los últimos tres meses
Los autónomos, por otra parte, deberán aportar: últimos recibos del pago a la Seguridad Social, declaración anual del IVA y del IRPF. Si quien pide la hipoteca es una empresa, se deberá aportar el Impuesto de Sociedades del pasado año, el balance de cuentas, donde quede reflejada la situación de la empresa y las declaraciones de impuestos fraccionados, como el IVA o el impuesto de Sociedades.