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Antonio Barea: «Mi vida ha sido el fútbol y la coctelería»

Presidente honorífico de la Asociación de Bartenders de Balears, ha sido 24 veces campeón de las Islas

Antonio Barea durante esta entrevista, repasando su vida profesional. | Julián Aguirre

| Palma |

Desde el pasado mes de abril, Antonio Barea Martín (Granada 1955) es presidente honorífico de la Asociación de Bartenders de Balears, en la que entró en 1967 y ha dirigido durante los últimos doce años. «Mis dos grandes pasiones en la vida han sido el fútbol y la coctelería. Un pañuelo de alegrías», comenta en su despacho de la Federación Balear de Fútbol, donde es el responsable del fútbol base y seleccionador de la sub 12, 11 y 10. «El fútbol es mi hobby. Nunca he cobrado ni un euro. Lo hago gratis».

Antonio Barea junto a Johan Cruyff tras una conferencia en Palma.

Hombre dedicado a la hostelería desde muy joven, su primer trabajo fue de aprendiz en el bar Mayor, dentro del Mercat de l'Olivar. «Don Manolo, ‘el murciano', me llevaba los domingos al campo del Baleares a vender coca-colas».    Su buen hacer y las ganas de aprender el oficio hicieron que rápidamente despuntara, y el empresario Fernando Beltrán, propietario de la cafetería Santo Domingo, le pidió que se fuese a trabajar con él. «Era una cafetería de lujo, en la calle Santo Domingo, conocida como la ‘cuesta del duro'. Allí, y con solo 13 años, conocí a muchos políticos». La coctelería despertó su interés y entró en la Asociación de Barmans de Balears para poder competir. «He sido 24 veces campeón de Balears, en diferentes categorías, y conseguí muy buenos puestos a nivel nacional». Han sido muchos los bares, restaurantes y hoteles en los que ha trabajado. Una vida profesional llena de anécdotas, donde recuerda que «estando en el bar de Peter Newman, en la plaza del Mediterráneo, una noche me robaron las 7.000 pesetas de mi sueldo y ya mi padre no me dejó volver nunca más. Allí serví a la reina Sofía y el rey emérito, cuando eran príncipes. A doña Sofía le preparaba Daikiris. Otro que frecuentaba el local era Franco, ‘el caudillo', quien siempre pedía agua con gas».

Trabajando en el restaurante Bahía Palas, Antonio Barea recibió la propuesta de ir al Casino como camarero, «y en tan solo un año subí a ser jefe de sala. Llevaba una plantilla de 150 camareros para servir a 2.500 personas en la sala Palladium. He conocido a grandes artistas como Chenoa, Julio Iglesias, Monserrat Caballé, Plácido Domingo, Isabel Pantoja, etc».

Una de las etapas más bonitas que guarda en su recuerdo es «todo lo que me enseñó Juan Vilallonga, quien fue presidente de la Asociación de Barmans y mi maestro. Al retirarme de los campeonatos me hicieron vocal y luego estuve cinco años de relaciones públicas. Al fallecer Juan Vilallonga me nombraron presidente. Este año, en abril, el relevo lo ha cogido Juan Antonio García. Considero que hay jóvenes muy bien preparados, pero también estoy en contra de que cobre lo mismo un barman que empieza que otro que lleva años en la profesión».

Desde el banquillo

De manera paralela, el mundo del fútbol ha sido desde muy joven su gran pasión. «Jugué como defensa central en varios equipos, incluso cuando estaba en el servicio militar, como cabo primero, jugué en el Valladolid promesas». Pero donde verdaderamente ha despuntado ha sido en la Federación Balear de Fútbol. «Comencé en el año 1990, con Miguel Bestard, y seguiré mientras él continúe».

 Durante su trayectoria a conocido a jóvenes promesas del balón, hoy en día reconocidos jugadores de grandes equipos. «El fútbol me ha hecho muy feliz. Una vez me llamó Jorge Valdano para que fuese el ojeador del Real Madrid en Mallorca. Me sorprendió todo lo que sabía de mí. Estaba muy interesado el hombre por ficharme, pero yo siempre seré del Real Deportivo Mallorca y del Atlético Baleares».

Cada mañana acude a la federación, donde repasa la prenda y sus anotaciones del fin de semana. «Me paso los sábados y los domingo viendo partidos de fútbol. He de agradecer a mi mujer y mis dos hijas todo su apoyo, al mismo tiempo que estoy muy orgulloso de ellas. Mis dos hijas son profesoras y las adoro».  Entre recuerdo y recuerdo, Antonio Barea se emociona al hablar de su padre. «Siempre me enseñó cosas buenas y ha ser una buena persona. Le recuerdo con mucho cariño».

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