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Noche de brujas con aire germano

Alemanes residentes en Mallorca hablan de la siniestra montaña de Brocken que acoge la Walpurgisnacht cada madrugada del 1 de mayo

La montaña de Brocken, en la Baja Sajonía, es el sombrío epicentro de la Walpurgisnacht o ‘noche de brujas’.

| Palma |

En la novela de Goethe Fausto, Mefistófeles y el propio Fausto se divierten durante la noche de Walpurgis. Incluso Bram Stoker, padre de Drácula, incluía en su célebre relato un prólogo que ubica al sufrido Jonathan Harker en Múnich durante la víspera de esta noche. Pero, ¿cuál es el origen de esta efeméride que, en la actualidad, atrae no solo a los amantes del folclore tradicional, sino también a los acólitos del ocultismo?

Durante siglos, en Alemania se creía que en la madrugada del 30 de abril al 1 de mayo, las hechiceras celebraban orgiásticos rituales con el diablo. De ese mito nació la noche de las brujas o Walpurgisnacht. Se decía que, en su transcurso las brujas volaban sobre sus escobas hacia Brocken, la montaña más alta de la Sierra del Harz, en la Baja Sajonia, donde celebraban su infame akelarre.

El mito, con toda su carga intimidatoria, persistió hasta mediados del siglo XIX, de ahí en adelante se convirtió en una efeméride de celebración que atraía incluso a turistas llegados por la leyenda pero con tantas ganas de fiesta como los propios alemanes, para gloria de los establecimientos adyacentes a Brocken. «He celebrado con amigos la Walpugisnacht», desliza con un sobrio alemán Michael Pohlers, director de una empresa informática, afincado en Mallorca. «Nos encaramábamos a lo alto de la colina, hacíamos fuego, bebíamos, bailábamos al aire libre y luego nos quedábamos a dormir», remata este hijo adoptivo de Palma. La idea de pasar la noche al raso en lo alto de una montaña de la Baja Sajonia no suena muy alentadora, «normalmente hace mucho frío», constata Michael. Por suerte para los amantes de la Walpurgisnacht, el alcohol ayuda a calentar la madrugada.

Miles de personas

Tal y como explica nuestro protagonista, la madrugada del 30 de abril al 1 de mayo, decenas de miles de personas emprenden el viaje hacia la cadena montañosa y son recibidas por brujas, que junto con el demonio, no pueden faltar en esta fecha. Aunque el epicentro de este ‘fáustico guateque' nos remite a Brocken, lo cierto es que «se hace en toda Alemania, e incluso en Gran Bretaña. La gente suele ir a la montaña que más cerca le coge», explica el periodista Ingo Thor.

El periodista Ingo Thor.

Michael Pohler, informático.

La fiesta comienza con un baile, luego se enciende una hoguera y retumban los tambores entre brindis de cerveza y otros espirituosos. Sin embargo, la concepción actual de esta fiesta poco tiene que ver con las antiguas creencias. En el pasado, los fuegos de la Walpurgisnacht eran encendidos para ahuyentar a las temidas brujas, y las casas se adornaban con crucifijos, «porque la gente creía en brujas y esa noche les atemorizaba», concluye Ingo.

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