Los peluches, aunque tiernos, son un foco de polvo, gérmenes y suciedad. Lavarlos no es tarea difícil, aunque pueda parecerlo en un primer momento. Simplemente hay que seguir las instrucciones que nos indica el fabricante en la etiqueta o alguno de los métodos que te explicamos a continuación. Quedarán limpios y como nuevos, listos para una nueva tanda de aventuras y desventuras con los más pequeños de la casa.
Si el peluche solo tiene una capa de polvo, lo mejor es pasar un trapo húmedo por el peluche. Otra opción es utilizar la aspiradora o un cepillo quitapelusas. La lavadora es, sin duda, la opción más fácil y rápida. La mayoría de peluches pueden limpiarse de este modo. Eso sí, antes es mejor consultar la etiqueta para comprobar que no tiene ninguna contraindicación y evitar que se estropeen. También conviene revisar el muñeco por si tiene alguna rasgadura que pueda empeorar de meterlo en la máquina. Si tiene manchas específicas, de comida, pintura u otra sustancia, primero hay que aplicar sobre la superficie en concreto algún producto quitamanchas o intentar lavarlas con agua y jabón antes de meterlo en la lavadora.
Si el peluche es demasiado viejo o delicado hay que evitar la lavadora y optar por limpiarlo a mano. Una buena idea es recurrir al bicarbonato de sodio: coge una bolsa de plástico y añade varias cucharadas de bicarbonato. Mete en la bolsa el peluche, ciérrala y sacúdela un tiempo hasta que el juguete quede totalmente recubierto del polvo blanco. Límpialo con un cepillo y una toalla. Además de esto, existen una serie de trucos para eliminar manchas específicas:
- Manchas amarillas: mezcla una taza de vinagre blanco, una taza de agua y media taza de sal. Pulveriza la mezcla sobre la mancha y deja que se seque. Tras ello, limpia el peluche como de costumbre.
- Manchas de sangre: pulveriza la mancha con agua oxigenada. Deja actuar durante 30 minutos y mete el peluche en la lavadora.
- Manchas de barro y comida: mezcla una taza de vinagre, una taza de agua tibia y un zumo de limón. Pulveriza sobre la mancha y frota con las manos hasta retirar los excesos del líquido. Una vez hecho esto, mételo en la lavadora o lávalo como de costumbre.
Para secar los peluches, mejor evitar la secadora. Muchos están rellenos de materiales que, con el calor, tienden a reducir su tamaño. Por ello, para una mejor conservación, conviene colgarlos del tendedero y que se sequen al aire.