Lalique es conocido como un fabricante de perfumes. Pero no todos conocen la increíble historia del genio, cuyo nombre inmortalizó la empresa. Una personalidad única, innovador, artista, joyero, escultor, soplador de vidrio, inventor: son solo algunas de las muchísimas brillantes facetas de su talento precioso.
René Lalique negaba los cánones del arte clásico, rechazaba clichés y estereotipos obsoletos. Tenía una personalidad fuerte: ni los críticos ni personas envidiosas podían obligar al gran maestro a cambiar su estilo. Hasta hoy, sigue siendo un misterio ¿por qué Lalique, en el cenit de su fama, abandonó las joyas y se dedicó a la actividad que revolucionó el mundo de la perfumería? Pero averigüemos todo en orden.
Nacimiento del talento
René Jules Lalique nació en 1860 en Francia. Empezó a dibujar muy temprano. Entre la naturaleza pintoresca de la provincia Champaña, pintaba flores, insectos y pájaros. Ya a los 12 años lo aceptaron para estudiar pintura en la escuela de artes decorativas. A los 16, comenzó a dominar el oficio de la joyería. Al mismo tiempo, estudiaba ornamentalismo y escultura.
Inicio del éxito
Después de estudios en Londres y París, abrió su propio taller de joyería en 1885. Trabajaba como artesano independiente y también generaba joyas para las marcas famosas Cartier, Boucheron, Gariod, Destape. La popularidad de sus obras crecía rápidamente. Famosos actores, músicos, bohemios ordenaban al joven René tiaras y broches de oro. Incluso los miembros de la familia imperial rusa lucían con sus maravillosas creaciones.
Mundos de Lalique
Artista tenía una imaginación indomable. Idolatraba la naturaleza y trataba de revelar su perfección en sus obras. Piedras preciosas, oro, cobre, plata, nácar y corales cobraban vida en las manos del maestro. La mitología y los temas fantásticos también atraían a René. En sus diademas y collares, sirenas convivían con ángeles, pájaros exóticos, reptiles, diosas, hadas y plantas irreales. Trabajaba cada vez menos en la técnica clásica y buscaba nuevos horizontes de creatividad.
Señor del fuego y cristal
Después de la Primera Guerra Mundial, el maestro abandonó la producción de joyas y comenzó a crear esculturas de vidrio. Lo apreciaba por su plasticidad y flexibilidad. Descubría nuevas oportunidades para experimentar. Jugaba con color, brillo, formas inusuales. Nadie antes que él percibió el vidrio como un material para crear obras de arte. Y Lalique, después de fundar su propia fábrica, inventó nuevos estilos y tecnologías de fusión. En total, patentó 16 técnicas únicas.
Arte y perfumería
A Coty, dueño de la casa de perfumes del mismo nombre, le encantaron las nuevas creaciones de Lalique. Le surgió una idea: combinar arte y perfume. Así, René fabricó la primera botella para la marca Coty en 1905, y luego unas 16 más. La unión creativa de talentos se hizo famosa en todo el mundo. Por primera vez en la historia de la perfumería, al recipiente lo valoraron más que su contenido. También Lalique hizo obras maestras de cristal para perfumes de Lancôme, Roger & Gallet, Guerlain, Molinard, Houbigant y otras marcas. En total diseñó más de 250 botellas.
La diligencia y la inspiración nunca abandonaban al autor y no tenían límites. Creaba decoraciones para conjuntos arquitectónicos, para palacio imperial en Japón, templos en los Estados Unidos, transatlánticos, exhibiciones mundiales. Originó miles de artículos de interior, vidrieras, platos. ¡Solo él pudo inventar las fuentes de cristal que adornaron París hasta 1958!
Lalique dejó este mundo en mayo de 1945. Sin embargo, uno de sus hijos, y más tarde su nieta Marie-Claude, continuaron su trabajo. En 1992 Marie tuvo la idea de empezar su propia fabricación de perfumería e invitar a los perfumistas talentosos a cooperar. Dedicó su primera agua perfumada al gran René – Lalique de Lalique. Esta y decenas de otras creaciones magníficas de la marca están disponibles en la tienda MAKEUP.
Y las primeras obras del artista se pueden ver en las subastas. Su precio a veces comienza en cientos de miles de euros. Nadie puede repetirlas exactamente, porque algunas de las técnicas secretas de un genio aún no se desentrañan.