La lama (Buda, en femenino) drolma (que significa madre excelente o amigo espiritual) mallorquina Mireia Viñes, que está al frente del centro budista Jardín del Dharma, fundado en 1985, nos invita a que pasemos para que conozcamos a su hijo, lama Karma Nyina, que ha nacido en la India, pero que es de raza sherpa y que habla nepalí, butanés, hindi, tibetano, francés, inglés, y ahora está aprendiendo el español. El motivo de su venida a Mallorca ha sido para reencontrase con su madre y para dirigir una meditación en su centro.
Le encontramos en la dependencia que da al jardín, haciendo, con barro y plastilina, varias tormas, encaminadas –las que hacía él, pues hay otras variedades– a eliminar obstáculos en la vida de todo el mundo en general y de la de los monjes en particular. Lama Karma Nyima, que viste de monje, con el brazo derecho descubierto –es uno de los 250 votos que ha de cumplir– no habla mucho –en realidad le cuesta, pues está aprendiendo el español–, pero parece simpático. Está trabajando la arcilla, muy concentrado, tratando de darle a la figura la forma que pretende.
Nos cuenta Mireia que, según dictan las costumbres, habiendo sido elegido por su familia para que fuera monje cuando tenía seis años, a esa edad entró en el monasterio de Sonada del Muy Venerable Kalú Rimpoche, que está a unos 20 minutos de Darjeeling, en las laderas del Himalaya, desde donde salen todas las excursiones que se hacen al monte Kailash, conocido como la montaña más sagrada de Asia.
A los 18 años decide si se queda o si abandona para dedicarse a otros menesteres que nada tienen que ver con los del monje. Él opta por quedarse, siendo seleccionado para realizar el denominado retiro tradicional, cuya duración es de tres años, tres meses y tres días, «retiro que yo también hice en el monasterio Dag-Shangkagyo, en Panillo (Huesca), cuando opté por esta vida –explica Mireia–. En Sinara, durante el retiro, medita, aprende las artes tradicionales budistas, a tocar instrumentos, así como todos los rituales y doctrina de nuestra escuela (Shangpakagyu). Durante el retiro, se levantan a las 4.30 horas y se acuestan a las 11 de la noche y, aparte de lo apuntado anteriormente, se dedican a las tareas del monasterio.
En estos encierros, chicos y chicas están completamente separados, en centros distintos, sin poder verse en ningún momento. ¿Que si los monjes se pueden casar? No, uno de los 250 votos que hacen es el de castidad, por tanto no puede casarse. Pero en el caso de que quisiera formar una familia, renunciaría al voto de castidad y entonces sí podría casarse. A partir de ahí, ya no sería monje pero seguiría siendo lama. Lama Karma Nyima es monje desde hace 42 años. «A través de otro lama, le conocí en un viaje que hice a la India y le ayudé, adoptándolo como hijo, junto con otros siete más, a los que también ayudé, de los cuales algunos ya han fallecido, o han abandonado. Ellos se consideran hermanos y a mí me llaman Ama-la, mamá en tibetano, aunque él, en privado, me llama Mom», cuenta Mireia.
No somos políticos
Recordando al inolvidable monje Caine, de la serie Kung Fu, encarnado por David Carradine, le preguntamos si sabe defensa personal. «No, no –sonríe–. Durante la formación no aprendemos artes marciales, en todo caso aprendemos yogas secretos, con técnicas y respiración especiales...». Por último, les comentamos que hemos conocido recientemente a dos monjes budistas tibetanos y que si tienen que ver con ellos. «Somos budistas tibetanos, pero la diferencia que hay entre ellos y nosotros es la misma que puede haber entre franciscanos y dominicos. Todos seguimos el tronco común de las enseñanzas de Buda, pero la práctica difiere ligeramente». Y en cuanto la situación que aquellos tienen con el gobierno chino, que los expulsó del Tíbet, dice que «no opinamos. No somos políticos, sino religiosos». Por último, destaca la relevancia que tiene hoy el budismo, «así como la ayuda que está ofreciendo a nivel emocional, psicológico y espiritual en Occidente». Lama Karma Nyima, antes de regresar a Sonada (India), hará dos escalas, en Francia y Bélgica, donde centros budistas reclaman su presencia.