El Pati de La Misericòrdia acogió este jueves la trigésima edición del mercadillo navideño de Es Refugi, ausente el pasado año a causa de la pandemia. Centenares de personas pasaron ayer por su gran carpa, que hoy y mañana se mantendrá abierta entre las 11 y las 20 horas. La recaudación irá dirigida al mantenimiento del Refugi Pare Gaspar Aguiló, centro de acogida para personas en riesgo o en exclusión social que hace las veces de comedor social. Más de medio centenar de voluntarias y voluntarios se encargaron de despachar a los clientes, que encontraron artículos de todo tipo. La sección de muebles antiguos fue una de las más transitadas. El espacio contó con cómodas, mesas, sillas y sillones, armarios, de todos los estilos, o candelabros, vajillas, cuadros y otros objetos decorativos.
Ahora bien, la estrella del mercadillo fue su bar y restaurante. Además de servir bebidas, tapas, empanadas y otros aperitivos a lo largo del día, para comer han confeccionado un variado menú, compuesto por las recetas de los propios voluntarios, con platos como lentejas, garbanzos escaldums, frit mallorquí, bacalao ajoarriero, manitas o callos, entre muchos otros. El menú completo, de dos platos, bebida, pan y postre, cuesta 16 euros, y medio menú, 10; lo más aconsejable es reservar mesa, sobre todo si se trata de un grupo numeroso.
Otra zona muy ajetreada fue la boutique, con ropa de segunda mano en muy buen estado, desde trajes de caballero, camisas y pantalones, hasta bufandas de cachemir, cárdigans y jerséis o largos abrigos de señora; en general, primeras marcas a un precio muy asequible. Un atractivo más fue su zapatería, con calzado sin estrenar. Por otro lado, en el bazar los clientes encontraron objetos muy diversos: juguetes embalados, peluches, y antigüedades de lo más variopintas. Pese a que en el último lustro ha menguado sus ventas, la zona de la librería, con más de medio millar de ejemplares, entre ellos cuidadas ediciones a precios irrisorios, posee una clientela fiel. Las voluntarias de ese puesto aseguran que los libros antiguos despiertan gran interés entre coleccionistas y vendedores, que se acercan al Mercadet a primera hora para hacerse con ejemplares antiguos. El mercadillo contó también con una rifa y una tómbola, en la que participaron muchos de los asistentes.