Derrochando ganas de vivir, el jinete preolímpico español y una de las grandes promesas de la hípica, Juan Matute (Madrid 1997) descansa en Mallorca. Las primeras vacaciones del madrileño en la Isla, tras sufrir el pasado año un derrame cerebral que le dejó 25 días en coma llegando a recibir, incluso, la extremaunción.
Alojado en el lujoso hotel Fontsanta (Campos), Juan recibe relajantes sesiones de masaje y spa en las aguas termales para recuperar fuerzas y volver a la competición. Participó en los Juegos Ecuestres Mundiales de Tryon 2018 y en varios campeonatos de Europa juveniles, además de haber estado a un paso de las Olimpiadas de Tokio, aunque finalmente no viajó.
¿Desde cuándo practica la doma clásica?
—Desde los 10 años. Pero me viene de familia por parte de padre, quien ha sido olímpico en tres ocasiones. Compitió en los Juegos Olímpicos de 1988, 1992 y 1996. Mi meta es ser campeón olímpico y ganar medallas de oro. Ser un icono en el deporte por demostrar buenos valores.
¿Qué pasó el fatídico día 5 de mayo de 2020?
—Era el primer día, durante el confinamiento, que los deportistas profesionales podíamos salir a entrenar. Me encontraba algo mareado y mi padre me sujetó el caballo. Bajé, me senté en el suelo, y ya no recuerdo nada más. Estuve en coma 25 días. En tono de humor, ahora que todo ha pasado, fue como echar una siesta. No recuerdo nada.
Le dieron la extremaunción...
—Sí, me dieron la extremaunción en el primer hospital donde me trataron. Luego me trasladaron al hospital Fundación Jiménez Díaz, donde el doctor Claudio Rodríguez y su equipo dijeron a mis padres que tenían sus métodos neurológicos, con una técnica novedosa, y les dieron un uno por ciento de probabilidad de que sobreviviera. Fue un derrame cerebral por una malformación congénita, de nacimiento. Cuando desperté, los primeros días me los pasé llorando, unas emociones, un miedo. Uff!
¿Tuvo secuelas?
—Durante un tiempo andaba con la pierna derecha a la virulé. También mi madre, cuando estaba en la UCI, a un lado de la cama, me repasaba los títulos que había ganado y me enseñaba fotos, para saber si mi memoria se había dañado. Fue muy fuerte no recordar que había hecho Campeón del Mundo en 2019 con un caballo que se llamaba ‘Guateque IV', no podía parar de llorar. Ahora estoy bien y no tengo secuelas.
¿Aquello le cambió la vida?
—Me ha cambiado la percepción de las pequeñas cosas, pero mi vida ha vuelto a la total normalidad. He recuperado el 100 % de lo que hacía antes. Vuelvo a hacer competición, viajes, etc., pero aprendes a valorar los planes más insignificantes.
¿Cuántos caballos tiene?
—Actualmente tengo 10 caballos. Es un animal que me aporta calma, tranquilidad, felicidad. Es generoso y hace percibir sensaciones muy especiales.
¿Su próxima cita deportiva...?
—En septiembre, en Alemania, una de las citas más importantes del calendario. Y tengo la esperanza de estar el año que viene en el Campeonato de Europa.
¿Qué le parece Mallorca?
—Preciosa. Es una isla increíble. Una gastronomía espectacular. Tengo ganas de visitar calas y playas. Me trasmite calma. Mallorca hay que vivirla.