Rocío Flores ha pedido este miércoles en el programa de Ana Rosa que se emita el capítulo completo en el que Rocío Carrasco detalla la agresión recibida por parte de su hija el 27 de julio de 2012. «Pido desde aquí a los responsables que emitáis el capítulo completo, quiero escuchar el testimonio completo de mi madre, quiero ver lo que mi madre dice, cómo lo dice y creo que tengo todo el derecho del mundo», ha explicado la joven mirando a cámara. Ante el silencio de los colaboradores, ha indicado que no tiene «miedo» y que sabe muy bien «lo que vivió en esa casa».
Por otro lado, ha criticado que su madre haya decidido contar este drama familiar en televisión: «Me parece irónico que se diga que Rocío Carrasco ha levantado teléfonos para que ese tema no saliese y ahora es ella la que se sienta con sentencia en mano». Además, ha puesto en duda el trabajo del equipo médico que trata a Carrasco: «Le recomiendan que no hable conmigo, pero sí le recomiendan que hable con cuatro millones de espectadores».
Pero esto no es todo, Flores también ha tenido muy presente a su hermano David: «Y ahora lanzo una pregunta: ¿mi hermano David también está metido en mi pack? [...] Ni una llamada en 7 años, ni por un cumpleaños ni preocuparse por su estado de salud, me parece cuestionable».
La colaboradora se ha sincerado en plató y ha vuelto a pedir a su madre que se ponga en contacto con ellos: «El llamamiento que hice lo sigo manteniendo, cuando te veas, te sientas preparada y quieras... no me llames a mí, pero por lo menos llama a tu hijo».
Respecto a cómo se siente, Rocío Flores ha explicado que «obviamente lo pasa mal» pero ha dejado claro que «no tengo que estar llorando por las esquinas y diciendo que estoy jodida, creo que no todo vale».
Este martes uno de los editores de la serie documental, César Toral, confirmó que se habían eliminado «11 minutos y 38 segundos de ese relato escalofriante por expreso deseo de Rocío Carrasco».
En el avance del episodio 8 la madrileña confiesa que su hija le llegó a decir «no sabes la que os tienen preparada», en tono amenazador, días antes de la agresión. «Empieza a pegarme pero mientras ella me pega ella va gritando 'no me pegues, no me pegues, no me pegues' y yo la miraba y era ella la que me pegaba a mí, yo sabía que eso obedecía a algo que no era normal», relata visiblemente afectada.