«Un arquitecto es un cirujano y mago a la vez. Intentamos crear cosas especiales». El arquitecto Antonio Monserrat (Llucmajor, 1986) cuenta con una larga trayectoria a pesar de su edad. Su trabajo no entiende de etiquetas, pero sí de energías, espacios, sensibilidad y creatividad. En definitiva, le da un sentido a la palabra hogar. «La diferencia entre el arte y la arquitectura es que éste último es permanente pero a la vez flexible. Es algo que me gusta, que nunca esté totalmente acabada, que las cosas puedan moverse, cambiar de alguna forma».
Nuevo proyecto
Con esta carta de presentación aproxima su nuevo proyecto, Monserrat Studio, que itinera entre Nueva York, donde vive desde hace seis años, y Mallorca. Su primer proyecto en la Isla comenzará en los próximos meses, mientras compagina otros encargos en la Gran Manzana.
Antonio Monserrat se formó entre Londres y Viena, y ha tenido la suerte de trabajar durante unos años en el estudio de Zaha Hadid, en la ciudad inglesa, que fue una de las arquitectas más reconocidas a nivel mundial por su trabajo conceptual. «Con Zaha trabajábamos partiendo de las ideas». Aunque fue un periodo de máxima creación para Monserrat, «sabía que si algún día quería formar mi empresa tenía que dedicarme más a la práctica». El arquitecto pasó a formar parte de la empresa Seele «donde mi papel era estar entre el arquitecto y el cliente». Entre sus proyectos destaca encargos a Norman Foster y Apple.
Antonio Monserrat piensa diferente. «Cuando compro un objeto, es un proceso de reflexión de por qué lo adquiero o me gusta y qué impacto tendrá en mi vida. Diseñé mi casa como un tablero de ajedrez, me permite ser creativo y flexible moviendo sus objetos de múltiples maneras mientras juego según las reglas». Tiene claras no solo sus raíces como arquitecto, un oficio que le llega de familia, sino el entorno que le rodea, los cambios y la evolución para hacer florecer su arte.