Tras cuatro años y medio al frente de la Escola d'Art i Superior de Disseny y 15 años como vicedirectora, María Abando (San Sebastián 1959) cierra un ciclo que arrancó hace 33 años cuando entró como profesora en la Escuela Experimental de Diseño Industrial de Madrid. Cinco años más tarde, en 1999 permutaría su plaza con un compañero para venir a Mallorca. En Bilbao estudió interiorismo y se licenció en Bellas Artes, y posteriormente estuvo dos años estudiando diseño industrial en la Scuola Politecnica di Design de Milán.
De niña siempre le gustaban las manualidades, recoger conchas en la playa, la naturaleza y las flores. Y las flores de lavanda, que sigue cultivando y cuidando en su casa de campo.
Con 61 años, decide dar un giro e incluso cambiar en parte su destino, volviendo a sus orígenes, Bilbao. ¿Cuál ha sido el motivo de esta decisión?
— El viernes pasado me jubilé de manera voluntaria. No ha habido un motivo concreto. Han sido diversos factores que me han hecho sentir que tenía que cerrar el ciclo. En principio, me voy a Bilbao, pero seguiré estando activa. Mi casa seguirá estando aquí.
La actual situación de la pandemia, ¿ha tenido algo que ver?
— Estoy segura de que sí. He dejado de disfrutar de compartir el día a día. A nivel personal es como si me hubieran cortado los brazos. Me gusta la relación con la gente, los abrazos, etc. A raíz de la pandemia nos hemos alejado físicamente unos de otros y las pequeñas alegrías cotidianas se han esfumado. Pasar la educación a modo online ha supuesto un aprendizaje y una experiencia nueva, una manera de trabajar que en parte creo que ha venido para quedarse. Creo que la gente joven lo está pasando mal, se están perdiendo muchas cosas en una etapa muy importante.
Curiosamente usted, cuando estudiaba, no se imaginó dedicarse a la enseñanza, ¿no?
— No se me ocurría pensar que iba a ser profesora. Después de estudiar en Milán fui a vivir a Suiza, cerca de Ginebra. Allí trabajé en una fábrica de lámparas. Después me fui a Madrid y estuve trabajando con un diseñador de automóviles, Paco Podadera. En su taller se hacía de todo, desde lijar a diseñar. También estuve en un estudio de diseño gráfico y posteriormente entré en la Escuela Experimental de Diseño, donde saqué la plaza de maestra de taller de diseño industrial. Después de cinco años, me vine aquí. Aquí conocí a mi marido y tuve dos hijos.
Con el tiempo, ¿diseñó algo?
— Sí claro, aunque producción industrial sólo las lámparas en Suiza. Me he dedicado más a la parte artesanal, sobre todo textil. Me gusta mucho coser de todo. En verano, casi todos los vestidos que llevo están hechos por mí, aunque no tengo formación de diseño de moda.
¿A qué se va a dedicar ahora?
— Seguiré con la artesanía y el diseño, y también con el Diseño para Todos, para favorecer la accesibilidad. De momento me han invitado a participar en la Mesa Palma Accesible del Ajuntament de Palma. Una de las cosas que más satisfacción me da es aprender.
Estuvo 15 años de vicedirectora de la EASDIB con Irene Mestre como directora...
— Hicimos un buen tándem. Era un cargo que no existía y yo asumí como objetivo dar visibilidad a la Escola. Creo que una de mis habilidades es aprovechar lo que hay para hacer con ello lo mejor que se pueda, y presentábamos los trabajos de los alumnos en exposiciones, ferias y concursos nacionales e internacionales.
¿Con qué se queda de estos 28 años?
— En lo personal me quedo con el aprendizaje y muchos buenos recuerdos, así como los éxitos de los estudiantes. La Escola ha abierto las puertas a mucha gente. Todas las actividades artísticas hay que trabajarlas para que se desarrollen y hay que creer en uno mismo.
En los últimos cuatro años y medio ha sido directora, ¿alguna asignatura pendiente?
— Sí, conseguir que la escuela sea plenamente accesible para personas con movilidad reducida. Pero creo que pronto será una realidad. Que el Diseño para Todos sea un contenido transversal en el aprendizaje de un diseñador, ya está en marcha. El curso pasado organicé dos días de jornadas de Diseño para Todos a las que asistieron alumnos y profesorado. Formaban parte de mi proyecto fin de máster de Accesibilidad y Diseño para Todos que realicé hace un par de años. Y los premios que han obtenido los trabajos de los alumnos últimamente están relacionados con una actitud hacia el diseño de pensar en todas la personas y sus necesidades, no sólo en la parte más estética.
¿Cuál ha sido la evolución de la EASDIB en los últimos 20 años?
— Recientemente la nueva LOMLOE reconoce los títulos superiores de diseño como títulos de grado; se han establecido sólidas relaciones internacionales de intercambio de alumnos y profesorado. Son muchos los estudiantes con carreras profesionales de éxito. La Conselleria d'Educació también ha apostado por nosotros.
¿Qué consejo le da al nuevo director, Miquel Oliver?
— La escucha activa y tener confianza en la gente.
¿Qué va a echar de menos?
— No lo sé. Tendré que vivirlo. La escuela queda en buenas manos con un equipo directivo fantástico.