Nadie duda de que este 2020 que ha tocado a su fin ha sido un año que nos quedará grabado a todos a fuego y que recordaremos para siempre. El coronavirus nos ha cambiado la vida y la realidad es que cada vez nos cuesta más ser optimistas en nuestro día a día. Los cambios estructurales y sociales que ha producido la pandemia han sido muchos y, en la mayoría de los casos, negativos.
«Muchas familias han perdido a seres queridos por la COVID-19, muchos no han podido despedirse de los suyos como toca, y eso tiene como consecuencia centenares de duelos sin resolver. Pero, aún así, podemos sacar cosas positivas: hemos sabido salir adelante en una situación para la que absolutamente nadie estaba preparado; unos mejor que otros, sí, pero hemos sabido adaptarnos al confinamiento domiciliario y a la nueva normalidad», explica Javier Torres, decano del Colegio de Psicólogos de les Illes Balears (COPIB).
Pese a todo, y siendo conscientes de lo difícil que será para algunos sacar algo bueno de este año, hemos querido rescatar algunos puntos positivos que, tanto la propia pandemia como el periodo de confinamiento nos han dejado para sacar el lado más optimista a este 2020 tan diferente. Ya lo decía el refrán: ‘»l mal tiempo, buena cara'.
Positivos
A pesar del número de fallecidos, las familias rotas y la tercera ola de la pandemia que estamos viviendo, pongamos sobre la mesa aspectos positivos de 2020. No es fácil, pero tampoco imposible. Empecemos por uno obvio: hemos tenido más tiempo para pasar en familia. Para muchos, este es el mejor regalo que nos ha hecho la COVID-19. La prohibición de salir de nuestras casas excepto para lo esencial durante casi cuatro meses ha obligado a las familias a pasar tiempo juntas. Como explica la coach emocional Gemma Panadés, «debido a la vorágine diaria, no podíamos pasar tiempo de calidad con nuestros hijos o en pareja, y, gracias al confinamiento, esto ha sido posible. Nos hemos parado, nos hemos relajado y respirado por fin. Aunque no ha sido una tarea tan sencilla; también hemos tenido que aprender a tener más paciencia, a practicar la comprensión», apuntilla la coach.
En este sentido, su compañera de profesión, Yolanda Ferrer, apunta sobre este mismo tema que «las parejas se han puesto a prueba en el último año; unas no lo han superado, otras se han afianzado, mientras que algunas han tenido que reestructurarse para poder seguir adelante».
Otro de los grandes aprendizajes de 2020 ha sido reconocer la calidad humana y asistencial del personal sanitario que tenemos en nuestro país, sin olvidar la consideración al alza del papel de la educación y de la cultura, y que, al menos durante los meses que duró el confinamiento más duro, vivimos todo tipo de gestos y de acciones solidarias. «El problema es que todos pensábamos, o al menos yo lo hacía, que de todo esto iba a salir una sociedad mejor, con personas más solidarias y empáticas. Y los meses posteriores al Estado de alarma nos han demostrado que no ha sido así. No hemos aprendido nada», lamenta otro experto en gestión emocional como Vicenç Colomar, que sí saca algo positivo de la situación que nos está tocando vivir, y pasa porque «la pandemia nos ha obligado a salir de nuestra zona de confort y, por lo tanto, nos ha dado la oportunidad de reinventarnos. Dábamos todo por seguro, y ya ni siquiera la libertad de desplazarte adonde quieras y cuando quieras es real. Ahora valoramos y añoramos la libertad que teníamos antes», dice Colomar.
Misma frustración con la sociedad comparte Yolanda Ferrer, impulsora de los talleres Creactívate, que confiesa que se ha llevado un chasco enorme con la sociedad: «El virus nos ha dado un tortazo con la mano bien abierta para que espabilemos. Y con el número de fallecidos sobre la mesa, me sorprende que la gente siga igual que antes. Solo algunos, con una mente abierta, han intentado cambiar aspectos de su vida. Al menos el confinamiento y el parón casi total de la actividad durante varios meses ha favorecido el descenso notable de los niveles de contaminación».
Relativizar
«Es importante ser positivos. Hay que recordar a la gente que nuestra mente solo puede procesar una actitud a la vez. Mantener una mente positiva hace posible ver las oportunidades que llegan a nuestra vida. Si uno se hunde en el victimismo o ve todo oscuro, tiende a dejar pasar las oportunidades sin ni siquiera registrarlas», señala la coach de vida Evelyn Sztojanov, al tiempo que recuerda la importancia de vivir el duelo, la tristeza o la sensación de importancia también. «Pero sin alimentar estos estados, como un paso previo paso a la entrada de pensamientos positivos, dando una oportunidad a los apoyos que aparecen en nuestra vida», finaliza Sztojanov.