En La Rambla vive Dolores Reynés Ripoll, que este domingo cumple 104 años. Ha visto como su calle, en la que ha vivido toda la vida, se ha renombrado varías veces: Vía Roma, luego Rambla de los Duques de Palma y ahora La Rambla a secas. De pequeña, Dolores se subía al tranvía que pasaba muy cerca de su casa, conocida como Can Reynés, la misma que ya aparece en las tarjetas postales que editó a principios de siglo la imprenta madrileña Hauser y Menet.
Tía Dolores, así la llaman todos, siempre ha sido siempre muy amable, jovial y positiva ante la vida con sus problemas y alegrías, «ese es, –comenta su hermana–, uno de los secretos de su longevidad». Nació en 1916 y desde pequeña ha leído Ultima Hora en casa: «Mi padre, el doctor Guillem Reynés Font, ya traía el periódico a casa».
Recuerda que su padre le contaba que la gripe del 18, cuando ella tenía dos añitos, fue un desastre, «no sé qué diría si viera lo que está pasando ahora», comenta sa Tieta. «Estoy fenomenal gracias a mi hermana, Carmen, que tiene 91 años, a mi cuidadora y a mis sobrinos que vienen mucho a verme». Dolores Reynés tiene claro como quiere celebrar su cumpleaños: «He encargado una buena tarta, tortells y coca de verdura, lo que pasa es que algunas de mis sobrinas, que son muy guapas, comen mucho dulce y veremos si me dejan un trozo de pastel, creo que algo dejarán».
El tío de tía Dolores fue el arquitecto Gaspar Reynés. Muchas de las casas históricas de Palma fueron levantadas por él. Su abuelo fue Miquel Ripoll Pons, comerciante solleric. Tras indagaciones varias, hemos averiguado que el verdadero secreto de tía Dolores es que solo come una galleta de Inca, cortada por la mitad y untada con un poco de mermelada o sobrasada, una para almorzar y otra para cenar. A veces se permite acompañar ese festín gourmet con algún canelón de atún. No cabe duda, hay que volver de lleno a los productos nuestros, buena prueba es la fortaleza de tía Dolores a sus 104 espléndidos años… ¡Y que cumpla muchos más!