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Los 'dimonis' están en el infierno

Tras meses inactivos, saben que tendrán que esperar un año para volver a actuar sin ningún tipo de restricciones. | M. À. Cañellas

| Palma |

Lo intentaron, pero no ha podido ser. La Federació de Dimonis, Diables i Bèsties de Foc de les Illes Balears lleva desde el pasado mes de marzo en el infierno. Y nunca mejor dicho. Desde que comenzó el estado de alarma se han perdido un centenar de actuaciones en Mallorca (muchas de ellas en barriadas de Palma) y probablemente no podrán participar en el cuarto Simposi Internacional de Focs de la Mediterrània, un encuentro entre entidades y personas relacionadas con el mundo del fuego en la cultura popular que debía celebrarse en noviembre en Palma.

Tampoco se ha podido dar una vuelta de tuerca a su espectáculo, donde la interacción con el público es esencial. «Hemos pasado de ser populares a esenciales en muchas fiestas de barrios. También somos un atractivo turístico en determinadas fiestas. Ahora, no podemos hacer nada. En Barcelona se ha intentado hacer el espectáculo en un teatro, pero los ayuntamientos no dan aquí muchas posibilidades. Tendríamos que hacernos cargo de la limpieza de las sillas, de cumplir con el aforo, distancia de seguridad, tomar la temperatura… Y no lo podemos hacer por varios motivos: porque nuestro espectáculo es gratuito, porque cada semana van cambiando las restricciones (antes podían acudir 30 personas a un local; ahora, diez) y porque es incompatible con lo que ofrecemos, no se puede representar en un patio de butacas. Es inviable», afirma Miquel Caimari, presidente de la Federació de Dimonis, Diables i Bèsties de Foc de Balears, arropado por Biel Socias, su hijo Biel, Tolo Méndez, Pere Canals (secretario de la entidad), Vicens Villalonga y Josefa Blera, miembros de grupos pertenecientes a la federación.

Miquel Caimari (presidente de la Federació), Vicenç Villalonga, Biel Socias, su hijo Biel, Josefa Blera, Pere Canals (secretario) y Tolo Méndez.

El parón afecta en Mallorca a cerca de 35 ‘colles'

Apuestan por el contacto con la gente, cierta anarquía, el fuego. «La cultura mediterránea necesita todo eso. Las batucadas han tenido problemas para ensayar. Los grupos grandes solo tienen contacto vía digital», afirman. Apenas se han visto en meses.

El parón afecta a 35 agrupaciones de Mallorca (2.450 personas). Todo su mundo está parado. «En pequeños grupos se han hecho cosas, alguna máscara, pero no hay mucha motivación. El correfoc ha llegado a todo el mundo gracias a que ‘lo regalamos'. Lo sentimos como nuestro». Estar año y medio sin correfocs puede pasar alguna factura, como la falta de ciertos efectivos cuando llegue el verano. «Tenemos ganas de volver, pero nosotros no somos prioritarios; antes, se tiene que solucionar todo lo que estamos viviendo».

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