A sus 25 años, Domingo Rodríguez Lázaro, fundador y director creativo de Dominnico, puede decir que ha cumplido su sueño, «crear diseños de lujo contemporáneo afines al espectáculo», creaciones que ya lucen Rosalía, Lady Gaga, Rita Ora o Lizzo. Quédese con este nombre porque está dando que hablar.
«La moda es un sueño, los sueños deben ser espléndidos, con el máximo detalle», ha dicho Domingo Rodríguez Lázaro, alma máter de la firma Dominnico quien, con pudor y mucho respeto, ha parafraseando a la fallecida editora de moda Franca Sozzani.
Soñador, tenaz y detallista, hoy uno de los diseñadores más influyentes del panorama de la moda, Dominnico tiene claro que su objetivo es confeccionar «ropa de lujo para lucir sobre el escenario».
Sus creaciones ya cuelgan en algunos de los armarios más sibaritas del mundo del espectáculo. Y eso que solo lleva tres años con su propia marca de moda, un proyecto que ha aupado con mínimos recursos.
«Mi obsesión ha sido hacer bien las cosas», afirma este diseñador que ha crecido observando y diseccionando los patrones de Jean Paul Gaultier, John Galliano y Alexander McQueen, los talentos que le han dado «fuerza como creativo».
La pasión de este alicantino por la moda le viene de niño, en su casa veía costura todos los días, con su madre como referente. «Ha trabajado el punto y el trenzado del calzado mallorquín», detalla Dominnico, quien recuerda que lo que más feliz le hacía era «dibujar bocetos y crear figurines con restos de tejidos» porque siempre ha deseado ser diseñador.
A pesar de los miedos y de no saber si elegía el camino correcto, decidió probar. Ha contado con el apoyo de su familia. «Mi padre no entiende de moda, pero está orgulloso de mi trabajo», dice este diseñador, que ha contado con las manos expertas de su madre para hacer algunas piezas con un trenzado especifico.
Aunque estudió en Barcelona, donde se graduó en Diseño en LCI, se considera «autodidacta» y reconoce que ha tenido la suerte de contar con el apoyo de sus padres para crear la marca en la que también está implicada una amiga peletera.
Sus diseños minuciosos, detallistas y cocidos a fuego lento se nutren de distintas culturas desde el 'glam' hasta el rap pasando por el pop o la estética sesenta «una época de liberación para la mujer», dice Domingo Rodríguez, a quien le encanta «explorar y ahondar en esa libertad».
Unas ideas que materializa en versión lujo con tejidos nobles de calidad, a los que también añade materiales con notas futuristas como organza holográfica. «Hace tiempo que tomé la decisión de no utilizar pieles exóticas, solo trabajo con la piel de animales que van a la industria alimentaria».
Afincando en Barcelona, Dominnico ha aprovechado el confinamiento para adelantar la parte creativa de su nueva colección, que verá la luz el próximo mes de septiembre en un desfile físico en la pasarela de Madrid, aunque también hará un versión digital «para que todo el mundo lo pueda disfrutar».
Hasta ahora, la moda le ha llevado a un ritmo frenético, sin tiempo para reflexionar, ni para pensar «qué es lo que realmente desea el consumidor», reflexiona este creador, que tiene muy claro que la sociedad pide «moda lenta y respetuosa con el medio ambiente».
Dominnico no pierde el rumbo, en su horizonte solo ve una costura bien hecha, piezas de autor. «Necesitamos menos y mejor», dice este creativo que confecciona prendas especiales que «son como una joya, para momentos especiales, con larga proyección».
No quiere desvelar nada de su próxima trabajo, tan solo da una pista: «serán prendas con un plus de evasión a la actual realidad, una invitación para soñar que habla de futuro, de como sería la vida en lugar utópico».
Pertenece a la generación milenial y como buen nativo digital, las redes sociales son una herramienta más en su estudio, tanto que gracias a ellas su marca ha llegado a artistas como Lizzo y las raperas Doja Cat y Ashnikko.
«Mi máximo exponente ha sido Rosalía», dice con timidez el diseñador quien considera que la artista ha conseguido que la marca España suba.
Para él lo más importante es crear prendas que acompañen a la fuerza de la mujer. No se trata amar la moda, sino de idolatrar a la mujer, concluye Dominnico quien adora vestir «a mujeres fuertes, con principios y actitud, que tengan algo que decir».