Cada verano se repiten las escenas de jóvenes saltando al mar desde las rocas. Una acción que, dependiendo de la altura, se convierte en un peligro con posibles consecuencias graves para la salud.
El litoral mallorquín cuenta con muchas calas donde algunos bañistas se atreven a lanzarse al agua, y los más osados, a realizar piruetas en el aire. Cada año son más las asistencias del servicio de emergencia e, incluso, alguno acaba con graves lesiones medulares.
En Cala Deià jóvenes residentes y turistas hacen cola para saltar desde un punto concreto, donde muchos de los bañistas observan y captan con sus teléfonos móviles imágenes: unos con miedo de que pueda ocurrir alguna desgracia, y otros animando y aplaudiendo. La posibilidad de lanzarse al agua desde las rocas ofrece distintas alturas. Los más osados escalan por la montaña y provocan que algunos de los espectadores cierren los ojos. Los que más, se llevan barrigazos y pequeñas heridas de caminar por las rocas.