Palma debía registrar este año cerca de 600 visitas y más de dos millones de turistas llegados a bordo de cruceros, con una actividad incesante, de haberse cumplido las previsiones. Así, la capital mallorquina debía recibir un total de 586 escalas en crucero turístico. La pandemia ha determinado la suspensión de todos los cruceros programados por ahora, si bien algunas navieras todavía mantienen la posibilidad de restablecer la operatividad a partir del mes de junio. Una circunstancia que, ante la realidad de las cifras de contagios en Europa, y especialmente en España e Italia, se vislumbra cada vez menos viable.
En la actualidad, los buques de crucero que aún se mantienen operativos tienen dificultades para encontrar puertos dispuestos a acogerlos, incluso aún sin casos de coronavirus entre sus pasajeros. Y flotas enteras se encuentran a la deriva, fondeadas o amarradas en espera de tiempos mejores. Se trata de la peor crisis que afronta el sector en décadas y en un momento que hasta ahora experimentaba un crecimiento exponencial.
Hasta el punto de mantenerse la programación con una supuesta ‘normalidad', con las escalas en Mallorca cuando los contagios, primero en China y después en Italia, crecían sin control. Se vislumbraba entonces una temporada récord con una estimación superior a los dos millones de turistas en crucero.
Eslora: 300 metros. Pasajeros: 3.300 pasajeros.
En 2019, de los 2.153.295 contabilizados, 1.222.148 correspondieron a tránsito; esto es, pasajeros que realizan excursiones en tierra, se quedan a bordo o bajan por su cuenta. Mientras que 930.147 eran procedentes de buques con base en la Isla, que realizan una estancia en hoteles.
Por firmas navieras, Costa anunciaba un total de 100 escalas; seguida de Aida, con 94, y MSC, con 80. Así, según las previsiones establecidas por las navieras en coordinación con la Autoritat Portuaria, la presencia mayoritaria iba a ser de dos cruceros por día, en un 77 por ciento, y tres cruceros, en un 15 por ciento, con algunos llenos de cuatro y cinco buques, y un máximo de siete en octubre.
Entre los buques de mayor porte y con capacidad para más de 5.000 cruceristas que iban a recalar en el puerto estaba el Allure of the Seas, de la clase Oasis de Royal Caribbean; el nuevo Costa Smeralda; los de la clase Fantasía, de MSC, o el Norwegian Epic, de NCL.
Según un estudio realizado por la Caeb en 2004 en el marco de la convocatoria de proyectos de investigación turística convocada por la Conselleria de Turisme, por aquel entonces se concluyó que «el turismo de cruceros se está consolidado como uno de los más sólidos y prósperos segmentos turísticos». Ya entonces, el Mediterráneo era la segunda gran área a nivel mundial, siendo el Reino Unido y Alemania los principales mercados emisores.
Asimismo, se apostaba por que «Baleares, y especialmente Palma, se convirtiera en un puerto de embarque por el mayor impacto económico de los turistas de base». Y se recomendaba «favorecer el desarrollo de conexiones aéreas». Se trata, por tanto, de un objetivo que se ha alcanzado plenamente tres lustros más tarde, aunque este año sufrirá un revés importante por la pandemia del coronavirus.
De hecho, en 2004 se apostaba por «mejorar, adaptar y ampliar las terminales e instalaciones portuarias». Desde entonces, la práctica totalidad de buques más antiguos han causado baja, alistando las firmas navieras nuevas unidades construidas con sistemas de eliminación de residuos y filtros en materia de emisiones. Un empeño que ahora culmina con las más recientes unidades propulsadas con energía limpia, mediante gas licuado. Se trata de un paso más en el deseo de alcanzar unos niveles de sostenibilidad para un mercado en alza a nivel internacional, puesto de manifiesto por el incremento exponencial que ha experimentado este sector desde el año 2000.
Eslora: 361 metros. Pasajeros: 7.400.
No se cumplirán las excelentes previsiones previstas para este verano, pero no se descarta una ligera mejoría de la situación.
Gabriel Alomar
Del turismo de élite al masivo
Durante las dos últimas décadas, el aumento en el volumen de los buques ha tenido como consecuencia que, de una media de dos mil turistas por buque como máximo, se haya pasado hasta superar los siete mil. Esta circunstancia se ha traducido en concentraciones de más de 25.000 cruceristas en algunas jornadas. Lamentablemente, el revés que sufrirá el sector por la pandemia del coronavirus tendrá un resultado extraordinario.
Los cuatro cruceros con una previsión inicial de llegar a Palma después de julio
El primer crucero que se estrenará en Palma después de julio será el Carnival Legend, que, si la pandemia lo permite, llegará a Palma por primera vez en agosto.
Le seguirán en el mes de octubre Le Champlain, Sea Cloud Spirit y el Nieuw Statendam. Hoy por hoy, así están las cosas, aunque si se cumplen los propósitos en la reactivación del turismo, a partir de julio es probable que la maquinaria crucerística se ponga en marcha y se cumplan las escalas previstas en el último trimestre del año.