Circ a la fresca es el nuevo espectáculo del Circ Bover, un montaje creado expresamente para que sus artistas puedan llevar las risas y la diversión por toda Mallorca cumpliendo con las medidas de seguridad que exigen los nuevos tiempos, los del coronavirus COVID-19. Un virus que no es para nada el protagonista de la historia, aunque sí ofreció ayer una imagen insólita: el público sentado guardando las distancias, lavándose las manos antes de entrar a una carpa sin techo y con mascarillas, que obligaban a pequeños y mayores a sonreír con la mirada.
El director del Circ Bover, Sebastià Jordà, reflejaba la satisfacción de los artistas que han actuado con él estos 15 años por volver a la calle en unas circunstancias que, por adversas que sean, no serán comparables a uno de sus viajes solidarios por el Líbano, cuando las bombas comenzaron a caer a lo lejos durante la función. O a las de aquella gran nevada que en 2006 casi arruinó su vieja carpa en Porreres.
Entre malabares, clown, acrobacias y música en directo, el circo ofreció un recorrido por las anécdotas que han marcado su trayectoria. Y el público respondió, pues en solo cuatro horas se habían vendido todas las entradas para las tres funciones del día. Andratx, Son Servera y Alcúdia son sus próximos destinos.