¿Ha tenido la sensación de vivir en una montaña rusa emocional toda su vida? ¿Siempre se ha sentido un bicho raro o creía que no encajaba en ninguna parte? ¿Reflexiona sobre cualquier cosa más que los demás? ¿Las emociones se multiplican? ¿Le cuesta sentirse a gusto en espacios con mucho barullo? Si todas las respuestas son afirmativas, puede que sea PAS (Persona Altamente Sensible). Aunque la etiqueta suene extraña, ser altamente sensible no es ningún trastorno, solo es un rasgo del carácter que comparten una de cada cinco personas, muchas de ellas sin saberlo. «Estas personas captan más información a través de sus sentidos, procesan más información, es decir, que le dan más vueltas a todo lo que perciben a su alrededor, y sus emociones y sentimientos son más intensos», explica Karina Zegers, coach especializada en este rasgo y fundadora de la Asociación Española de Personas Altamente Sensibles en Baleares.
Estos rasgos de personalidad, que comenzó a investigar la psicóloga Elaine N. Aron a mediados de los 90, son relativamente comunes en España, según los datos recogidos por los profesionales a través de un test oficial con 22 preguntas, diseñado por la misma Aron, que se puede encontrar en la página web www.pasespana.com.
Carácter genético
Hasta ese test llegó Karina Zegers en 2003, después de otra riña con su pareja de por entonces, que seguía la misma estructura de guión: enfado y voces altas por parte de él, silencio y mirabas gachas de ella. Pero la discusión terminó con una frase que esta vez se le clavó muy dentro: «¡No eres normal, lo tuyo es enfermizo. Búscate un psiquiatra!». Karina no lo hizo, pero empezó a recopilar información sobre su forma de ser y actuar. ¿Por qué un grito le hacía bloquearse de semejante manera?, se preguntaba esta filóloga y traductora literaria holandesa, que reside en Mallorca desde 1992. No tenía clara la pregunta, pero gracias al trabajo de la psicóloga estadounidense, halló muchas respuestas. Se sintió identificada con las características de un PAS, al tiempo que descubrió que ese rasgo de la personalidad tiene un carácter genético, y al menos uno de los progenitores lo posee.
En el caso de la fundadora de la Asociación Española de Personas Altamente Sensibles en las Islas, sus padres lo eran, pero con diferencias: «Mi padre era una persona introvertida, seria, seca, que si te acercabas a él, no era capaz de abrirse; mi madre, en cambio, era extrovertida, siempre interesada en quedar con gente. Pero nunca terminaba de encajar. Y eso la frustraba. Porque hay que resaltar que un PAS no solo es una persona introvertida, también puedes encontrar gente muy abierta en apariencia, pero que tampoco encaja. Y también es altamente sensible», confirma Zegers, que recalca la importancia de un diagnóstico precoz, que pueda evitar suicidios. «Cuánta gente se ha quitado la vida por pensar que no encajaba en ningún sitio, por recibir demasiados estímulos, por estresarse en el trabajo, sentir que una crítica a su desempeño era una afrenta personal... saber que eres altamente sensible ayuda a sanar heridas y a cerrar puertas. En definitiva, libera», concluye Zegers.
Como la mayoría de las personas con alta sensibilidad, Gloria Moreno se enteró de que tenía esta condición casi por casualidad y ha pasado poco más de un año, observando a un familiar y descubriendo cosas similares en su personalidad. «La sensación es de profundo alivio. Todo tiene más sentido ahora –confiesa Gloria–. Echo la mirada atrás y recuerdo cómo de pequeña nunca terminé de encajar. Siempre me he considerado una persona fuerte, pero las cosas me afectaban más que a la gente que había a mi alrededor. No soportaba la competición, ni en clase ni haciendo deporte ni en el trabajo. Y los fracasos... me llevaban cuesta abajo», recuerda esta mujer, que hace seis años se divorció, pasando una etapa muy dura de la que ha salido fortalecida gracias al crecimiento personal y a descubrir esta característica de su personalidad. «Te reconcilias con el pasado y miras al futuro pensando en ti, sintiéndote a gusto y rodeándote de la gente que quieres y necesitas. Si hubiera descubierto este rasgo mucho antes, me habría tomado las cosas de otra manera», añade.
Cambio de vida
La sensación que da charlar con Yolanda Ferrer es de paz, la que ella emana en todo momento. Coach y terapeuta emocional, su vida dio un giro de 180 grados hace cinco años, cuando ató cabos y descubrió que era PAS. «Hasta que no hice el test, iba como pollo sin cabeza por la vida. Te cuesta entender por qué necesitas llevar gafas de sol hasta los días nublados, por qué te sientes un bicho raro, o por qué te saca de tus casillas ver un animal atropellado hasta el punto de sufrir de ansiedad y colon irritable. Luego entiendes tantas cosas... es una bendición», señala Yolanda, que en este quinquenio ha aprendido a gestionar sus emociones y esfuerzos, a poner límites a la gente y a decir ‘no': «Es una sensación liberadora. No soy una trastornada ni una enferma. Descubrir que soy PAS fue un match point», agrega esta coach, que durante el confinamiento ha estado ofreciendo directos en Instagram para hablar de cómo ha sido el encierro para una persona altamente sensible y de cómo puede afectarles la desescalada. «Creo que han sido unos meses de una explosión de la creatividad personal, que les ha llevado a estar a un 200 por cien y esto les pasará factura ahora, en el sentido de que necesitarán bajar las revoluciones, tomarse un descanso y bajar la ventanilla», finaliza Ferrer.
Localizar a un hombre PAS ha sido difícil, pero Vicenç Colomar ha aceptado al final. «Cuesta decir que eres sensible, la sociedad actual lo ve como una debilidad. Pero yo no tengo problema. Quizá ayude a que otros den el paso a conocerse un poquito más», argumenta Vicenç, al tiempo que confiesa que siempre se ha sentido más a gusto charlando con una mujer que con amigos, porque siempre ha tenido su parte femenina mas desarrollada. «Ellas escuchan más, y cuando hablas con un hombre sobre sentimientos parece que es algo incómodo. O al menos es la sensación que siempre he tenido», dice esta terapeuta, que prefiere una charla a un bar, y una conversación con una persona que en grupo.
«Me tomaba a pecho todo lo que me decían, era como si me clavasen pequeños alfileres en la piel. Era como vivir en un mundo de alfileres». Así define Concha Tejada ser altamente sensible. Uno de los rasgos que definen a los PAS es que no les gustan los lugares con mucho ruido y gente, y Concha ha trabajado en centros comerciales, en ferias de turismo... imagínense cómo debía sentirse. «Mi anterior pareja decía que era agorafóbica. Pero sabía que no era eso. La verdad es que fue una liberación saber que mi cerebro funcionaba bien y que no sufría ninguna patología», señala Tejada, al tiempo que confiesa que descubrir en 2017 que era PAS le ha llevado a una nueva etapa en su vida: «Uno echa la vista atrás y entiende muchas cosas. Cargas con tu parte de culpa en las relaciones que no han funcionado. Mis parejas, por ejemplo, no eran adivinos. No podían saber que las cosas que decían, por tontas que pudieran parecer, me herían. Y si yo no decía nada, también tenía parte de culpa. Soy sociable en pequeñas dosis y en grupos pequeños. Cuando necesito desconectar, no siento vergüenza en decir que no puedo quedar. Le puedo asegurar que las relaciones sociales mejoran mucho cuando eres capaz de decir no, pensar en uno mismo y quedarte en casa, que para mí es el refugio en el que leer, descansar, investigar y dejar aflorar mi creatividad», finaliza.
Concha Tejada: Esta creativa y diseñadora web –autora de la portada de este dominical– trabaja como ‘freelance' para diferentes coach en la Isla. Descubrió en 2017 que era una Persona Altamente Sensible (PAS) y le ha cambiado la vida. Gracias a eso ha dejado de sentirse ‘un bicho raro' y ha podido reconducir sus relaciones de pareja y con sus amigos.
Yolanda Ferrer: En 2015 entendió que era PAS, dejó su trabajo, que no le llenaba, y decidió reconvertirse en coach y terapeuta emocional para ayudar a otras personas. Ha dejado atrás sus problemas de ansiedad y de colon irritable entendiendo que no tiene ninguna enfermedad. Cree en la importancia de hacer comunidad con los PAS de Mallorca, saber gestionar las emociones, poner límites y saber decir ‘no' a tiempo.
Gloria Moreno: Madre de dos hijos, hace un año descubrió que era PAS, lo que le ha abierto la puerta a ‘una vida plena'. Atrás queda una infancia marcada por no encontrar su lugar en los grupos, problemas con la competitividad de todo tipo –académica, deportiva, laboral– y el hundimiento por los fracasos personales. Ahora elige con quién quiere pasar su tiempo y valora a las personas que le llenan.
Karina Zegers: Oriunda de Amsterdam, llegó a Mallorca en 1992 para trabajar como filóloga y traductora literaria. En 2003 conoció las investigaciones de la psicóloga Elaine N. Aron y entendió que era PAS. Fue una de las fundadoras de la Asociación Española de Personas Altamente Sensibles en las Islas y ha publicado varios libros sobre este rasgo del carácter.
Vicenç Colomar: Terapeuta y coach, asegura que siempre se ha sentido más cómodo charlando con mujeres que con hombres. Defiende que los hombres expresen sus sentimientos, y apuesta por un cambio en los patrones de conducta para que los hombres dejen de sentir vergüenza a la hora de mostrar su sensibilidad.