Las peluquerías se han convertido en un establecimiento imprescindible para muchos. En los últimos años han proliferado las barberías y salones de belleza. Esta profesión le viene de cuna a José Antonio Vadell. «Mi madre, María Antonia Torrejón, abrió su primer salón de alta peluquería hace 45 años en la Plaça de Cort, junto al Ajuntament. Allí iban a peinarse condesas, marquesas, politicas y señoras de la alta sociedad mallorquina», comenta José Antonio.
«Mis hermanos y yo aprendimos el oficio desde pequeños, aunque con 17 años nos formamos en la academia Llongueras. Recuerdo que, como entramos con ciertos conocimientos que ya nos había enseñado nuestra madre, nos buscaban los profesores y las compañeras para hacer los cortes, mechas, colores, permanentes, con lo cual adquirimos experiencia y rapidez».
Desde hace algún tiempo, José Antonio Vadell tiene su propio salón, Torrejón Peluqueros, que se encuentra ubicado en las puertas del barrio judío del casco antiguo de Palma, indicado por una placa de latón en el suelo en la calle Monti-sión, haciendo esquina con Santa Clara, y justo enfrente de la escuela de Turismo Felipe Moreno. Para José Antonio, su profesión es vocacional. Son muchos los rostros conocidos de la sociedad mallorquina que confían en su maestría con la tijeras, desde políticos del Parlament a músicos como Rafa Ferrá y las nuevas generaciones de la alta sociedad.
Sus hermanos, Xisco y Maribel, también se iniciaron en el mundo de la peluquería, pero Maribel decidió cambiar a la profesión de su padre, Francisco Vadell, inspector de la SFM. Actualmente, Maribel es maquinista en la SFM, estación del tren de Palma-Inca-Manacor.
Aunque la situación actual es complicada, José Antonio y su hermano, Francisco Javier (que tiene su salón, Xisco Peluquerosen la calle Bisbe Perelló), y su madre, María Antonia Torrejón, (en su salón del Passeig Marítim), se consideran unos privilegiados por trabajar y hacerlo en lo que a ellos les apasiona.
A diario cuentan con una fiel clientela, a quienes cortan y peinan bajo cita. «Estamos dando cita con separación de una hora entre nuestros clientes para dar un servicio de mayor calidad, evitando que se encuentren más de una persona por empleado en el salón». Asimismo, quiere destacar que «la gente se está adaptando muy bien a las nuevas normas, algunos un poco agobiados por las mascarillas, pero cumpliendo».
Respecto a la situación anterior al coronavirus, «ahora es más duro tener que trabajar todo el día con guantes, mascarillas y pantalla», asegura.