A muchos el confinamiento les ha descubierto su alma de runner. La imposibilidad de moverse de casa durante días y días seguidos ha despertado la necesidad de activar el cuerpo y el deporte es siempre una buena opción para ello. Algunos han optado por correr, aprovechando al máximo los metros cuadrados de su casa, o los jardines y terrazas en caso de tenerla. Hay casos extremos, como un señor que pasó diez horas seguidas dando vueltas a su cama. Pueden imitarlo, si quieren, al menos intentarlo. Pero sepan que se están jugando la salud: en estas situaciónes acecha el llamado 'síndrome del pasillo'.
Que qué es este 'síndrome del pasillo', se preguntarán. Muy sencillo. Algunos traumatólogos y especialistas de la salud en el deporte han bautizado así a las lesiones que se producen por correr durante algún tiempo seguido en espacios reducidos de las residencias.
Este hecho multiplica de forma exponencial el riesgo de las lesiones, puesto que abundan los movimientos bruscos y giros, que pueden dañar nuestras articulaciones, especialmente las rodillas, que ya de por sí están expuestas al daño físico de esta actividad deportiva.
Estas situaciones pueden precipitar lesiones graves, que incluso requieran cirugía, y como ya saben no son buenos momentos para someterse a operaciones de traumatología en los hospitales, volcados en la gestión de la COVID-19 y centrados en salvar vidas.
Al final, muchos de los que han resultado con lesiones de mediana gravedad por este 'síndrome del pasillo' no eran asiduos deportistas antes del confinamiento.
Este hecho, el de pasar del sedentarismo a la práctica deportiva activa, es uno de los mayores riesgos para nuestra salud cuando queremos empezar a movernos un poco, y todos los expertos en fitness y medicina deportiva plantean la necesidad de que ese inicio sea gradual, y preferentemente pautado por un especialista.