El kanelbullar es el bollo de canela, un dulce tradicional de Suecia que, según comenta la cónsul de ese país en Balears, Nathalia Rigo, es «después de la bandera», el símbolo más característico. En las Islas, según datos del último padrón del Instituto Nacional de Estadística (INE) hay 1.466 personas suecas empadronadas, la mayoría en Mallorca.
Jeff Carling y Solwig Gejler tienen una panadería, 'Palma bread', y allá se elaboran los bollos de canela que, con la mediación de la cónsul Rigo, se reparten entre el personal médico y sanitario, la policía y la Guardia Civil. Del reparto se encarga Carling. Este lunes hizo varios viajes en su vehículo hasta que dejó en su destino unos 200 pasteles con los que hacer más ágil el trabajo de los héroes de la crisis sanitaria de la COVID-19.
El kanelbullar forma parte en Suecia de la fika o pausa para el café, el equivalente al té de las cinco de Gran Bretaña.
Según Carling, la idea partió de una pareja de Suecia, Enma y Thomas Hartwig, que vive desde hace años en el puerto de Andratx. Son quienes financian la compra de material y es -dice- como «una manera de mostrar nuestra gratitud al gran trabajo del personal sanitario y de los cuerpos de seguridad y, a la vez, una manera de retribuir a Mallorca». En la panadería despacha Elena mientras que Hannah y Pontus de encargan de hornear las piezas. Además de bollos, tienen pan y otros productos de repostería tradicionales.
Suecia es un país muy nacionalista que exporta sus costumbres. De hecho, a esa panadería, en la zona de Santa Catalina, acude buena parte de la población sueca de Palma.
«Cuando me llegó la propuesta, me pareció muy buena e hice las gestiones con los hospitales y la jefatura superior de Policía», indica la cónsul a este periódico.