No es un fenómeno nuevo, sin embargo en los últimos tiempos los expertos alertan de que se viene produciendo un aumento de las zoonosis; esto es, las enfermedades transmitidas de animales a humanos. La crisis del coronavirus ha reavivado el interés por este tipo de transmisiones que, como estamos observando, acarrean un importante número de consecuencias en nuestras vidas, empezando por poner en peligro a muchos miles de ellas.
Parece que la COVID-19 llegó al primer ser humano en algún punto de Wuhan (China) procedente de un pangolín. Sería simplista hablar de culpas, aunque en el origen de los factores que contribuyen a la proliferación de estas transmisiones se encuentra la actividad humana, la depredación de recursos y la destrucción de los hábitats naturales.
Según el programa para el medio ambiente de la ONU estos factores han propiciado a que la COVID-19 llegue a los humanos. Cinco pilares que podrían traer más enfermedades y pandemias en el futuro, si no se produce un cambio drástico en nuestras actividades y hábitos:
Deforestación y cambios en el uso del suelo. Pocas acciones del hombre en el medio ambiente son tan devastadoras como esta, normalmente ligadas a usar el suelo para una actividad industrial maderera o agrícola.
Comercio ilegal o poco regulado de vida silvestre. La falta de controles sanitarios en algunos contextos, especialmente en aquellos donde la medicina tradicional y el consumo humano hacen que este intercambio sea recurrente, genera problemas y riesgos para la salud mundial, al devenir mecanismos de trasmisión de enfermedades que puede afectar la salud de los ecosistemas, seres humanos y ganado doméstico.
Agricultura y ganadería intensivas. Son actividades derivadas de la deforestación masiva de los bosques, el hogar de alrededor del 70 por ciento de seres vivos del planeta. La multiplicación exponencial de entrada y salida de cultivos por unidad cúbica de área de tierra agrícola está vinculada a la industrialización de la actividad y a un mayor uso de fertilizantes, pesticidas y otros productos que generan riesgos por sí mismos en los acuíferos y la salud.
Resistencia antimicrobiana desarrollada por los humanos por un uso irresponsable de los antibióticos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) la resistencia a los fármacos se ve facilitada por el uso inadecuado de los medicamentos, como, por ejemplo, al tomar antibióticos para tratar infecciones víricas como el resfriado o la gripe, o al compartir el tratamiento con otros pacientes. Los medicamentos de mala calidad, las prescripciones erróneas y las deficiencias de la prevención y el control de las infecciones son otros factores que facilitan la aparición y la propagación de la farmacorresistencia.
Cambio climático. La desertificación, asociada al aumento de los niveles de CO2 a escala mundial y al calentamiento global, es causa y efecto de múltiples perjuicios sobre el medio ambiente. Las olas de calor y las sequías constituyen un factor de riesgo tanto para la vida natural como para las formas de vida humanas, e incrementa el riesgo de seguridad alimentaria, especialmente para las poblaciones vulnerables.