Si la vida te da limones, haz limonada. Eso es lo que debieron pensar Borja y su futura esposa, Marina, cuando la Covid-19 les truncó la boda. Banquete, invitados, vestido, flores... La pareja lo tenía todo preparado para mañana, sábado 4 de abril. El estado de alarma les llevó a posponer la boda a tres semanas de celebrarse el enlace.
Los novios no podían quedarse de brazos mientras se iba acercando la fecha y no podían celebrar nada. Así que, ni cortos ni perezosos, han decido seguir adelante con la boda. Y ni el coronavirus será capaz de impedirlo.
La pareja ha reubicado a los invitados, que han pasado de 200 a 800. «Estamos muy contentos. Invitados que en un principio no podían asistir por estar en cuarentena, ahora podrán compartir con nosotros este día», comenta uno de los protagonistas. Borja y Marina cambian la iglesia por Facebook y al cura por dos amigos, que harán de casamenteros.
Decorarán el balcón digno de cualquier nupcia. Con las lucecitas de Navidad.
Y... ¿las flores? «Intentaremos arrancar unas margaritas silvestres del descampado que tenemos detrás de casa, aprovechando el momento de salir para hacer la compra», explica.
A la 13.00 horas dará comienzo la ceremonia a través de Facebook Live. Se retransmitirá en directo y no faltará el respectivo intercambio de votos ni de anillos. Media hora más tarde, los vecinos de la pareja saldrán al balcón para felicitar el enlace con el tradicional: ¡Vivan los novios!
Como si se tratase de miembros de la Familia Real, los recién casados saldrán al balcón para dar las gracias y besarse, ante la atenta mirada de los balcones colindantes.
A las 14.30 horas dará comienzo el banquete, que mediante otra aplicación también será retransmitido en vivo y en directo.
Los futuros y atípicos marido y mujer han diseñado una carta con ingredientes que cualquiera puede tener por casa. De esta manera todo el mundo podrá participar y el menú será prácticamente el mismo para todos los asistentes, cada uno en su casa.
Los invitados a este enlace tan peculiar han asegurado que se vestirán para la ocasión, como manda la tradición pese a todo. Y aunque Marina no usará lo que tenía previsto, el vestido sigue siendo el secreto mejor guardado.
Después de comer y brindar con champagne se apagarán las luces. Porque, como afirma el novio, «habrá noche de bodas», porque, a pesar de todo, esto sigue siendo una boda.
Aunque la situación es la que es, y nada se pueden hacer al respecto, Borja y Marina ya sienten los típicos nervios previos a un enlace matrimonial. El día se acerca. No será esta la única vez que se den el «sí quiero». La pareja se casará dos veces. La primera mañana y la próxima, en septiembre si todo esto se ha acabado.