Será una Semana Santa atípica y eso lo reconoce todo el sector de panaderos y pasteleros, quienes en pocos días se enfrentarán a una de las fechas de mayor actividad para ellos, la Pascua. Pero a pesar de estar abiertos, durante estos días de confinamiento por el coronavirus han visto cómo su producción ha bajado, tanto la producción como la demanda, hasta un 80 por ciento.
Así lo afirma el propio gerente de la Asociación de Panaderos y Pasteleros de Balears, Pep Magraner -en la imagen bajo estas líneas-, que admite que «cada vez más, mucha gente no va a la panadería para comprar el pan, sino que lo hace en el supermercado, lo que ha provocado que la actividad baje entre un 70 y 80 por ciento». «De hecho, el producto que más se vende ahora es el pan, especialmente el pan moreno, por aquello de que aguanta más, pero ha bajado muchísimo la demanda de repostería, en especial las ensaimadas, con la caída en picado del turismo. Muchas pastelerías del centro han pasado de vender decenas a una o ninguna al día».
Como ejemplo, hay localidades de Mallorca, como Búger, en la que no hay ningún gran supermercado y sólo cuenta con un horno, «pero su mayor demanda es el pan, que ha aumentado la venta, pero nada importante, sin embargo, ha caído mucho la venta en repostería», comenta Pere Magraner.
Un situación crítica que viven muchos hornos y pequeñas pastelerías familiares, tanto que el propio Pep Magraner confiesa que «hay riesgo de que desaparezcan algunos hornos por esta situación. Desde la asociación estamos reivindicando que se acepten ERTEs por causa de fuerza mayor».
Pero se acercan las fiestas de Pascua y «este año muchos aprenderán a hacer empanadas o robiols en casa, aunque los pasteleros se están poniendo las pilas y ofrecen pedidos para llevar ellos mismos a domicilio», como es el caso de Jaume y Matías Miralles, del Es Forn del Pla de Na Tesa. «Estamos recogiendo encargos de empanadas y robiols, así como de huevos de Pascua y del 8 al 10 de abril los serviremos a domicilio», comenta Jaume Miralles, quien lleva la parte de gerencia del negocio familiar. «La empresa la abrió un tío de nuestra abuela materna en 1899 y tras unos 30 años dirigida por nuestros padres y tíos, en enero cogimos las riendas», comenta. Miralles, quien se formó en pastelería, asegura que «afortunadamente la gastronomía mallorquina y de Balears es muy rica en cuanto a variedad para estas fechas. Además de servir las empanadas tradicionales de carne de cerdo o cordero, con guisantes, de pasta dulce o salada, de pescado, etc también hemos incorporado las panades veganas, sustituyendo la manteca por aceite de oliva y rellenas de guisantes y sofritos».
Una de las creaciones que ha cautivado a muchos es el robiol negro, que «lleva cacao y relleno de naranja confitada», añade Matías, que prepara muchos pedidos para llevar de productos como harina, manteca, confituras... para elaborar las empanadas en casa. Respecto a una salida optimista a corto plazo del sector, Pere Magraner asegura que «aún tienen que pasar dos semanas para ver la situación de la Covid-19 y su repercusión. Ya veremos cuánto tarda en recuperarse el turismo y la normalidad en las Islas».