En vista de que Consell y Ajuntament de Palma están buscando un techo a los ‘sin techo' –Sant Ferran, Son Moix y Son Pardo–, no estaría de más que el Ajuntament de Calvià tomara nota de lo que a continuación vamos a contar. Virtudes Gutiérrez Palma es una mujer de 68 años que duerme cada noche, y desde hace muchas noches –decidió hacerlo hace dos meses–, en el interior de su coche, que tiene aparcado en una calle de Son Ferrer, fácil de encontrar, porque si vas por allí y preguntas, enseguida la gente te lo dice.
Nosotros llegamos hasta ella a través de un buena persona, Miguel Sánchez, el líder de la ONG Ayuda a tu gente. «Es una pena, y una vergüenza para un ayuntamiento tan rico como el de Calvià tener a una mujer como esta en la calle, viviendo en un coche y durmiendo, acurrucada en él, tapándose con mantas hasta que su cuerpo se calienta». Y… bueno, pues sí. Ahí está esa buena mujer, sobreviviendo a la vida y al coronavirus, al que está expuesta constantemente, ya que la mayor parte del tiempo lo pasa en la calle.
De cómo ha llegado a esta situación es tema largo y espinoso. Porque antes ha habido maltrato, divorcio, hijo al que ayudó por estar enfermo, lo que supuso gastar dinero, interrupción del pago de la hipoteca, banco que le alquila el piso que al cabo de unos meses no puede pagar, desahucio, ¡y a la calle! Bueno, tiene una paguita de algo menos de quinientos euros que no le da para alquilar ni una habitación, y luego ha de comer, asearse… ¡Sobrevivir! Y ese dinero da para bien poco. ¿Qué por qué no vende el coche? Porque si lo hiciera, ¿dónde dormiría o dónde se cobijaría cuando tuviera frío o lloviera? ¿Dónde guardaría la ropa y lo poco que tiene, que ahora almacena en el maletero y parte trasera del vehículo? Porque para colmo, por lo del coronavirus han cerrado las piscinas de Son Ferrer, «donde me aseaba», cosa que tiene que hacer ahora con toallitas, donde puede, porque los bares también están cerrados.
Y hablando de coronavirus, nadie le ha dicho lo que debe hacer, si estar confinada dentro del coche durante todo el día, si puede salir de él y pasear… «porque no tengo ni mascarillas ni guantes… No tengo nada, ni tampoco sé nada».
A pesar de todo, Virtudes es mujer agradecida. «Porque quiero dar las gracias a todas aquellas personas que me dan de comer y beber, que incluso me lo traen por las noches al coche. Sin ellas no sé qué sería de mí». Y en el capítulo de agradecimientos quiere hacer una mención especial a los responsables de la panadería Silvi Bakes: «Silvi y Rafa, que me deja cargar el móvil y por las tardes me invitan a un café con leche», y a dos guardia civiles, especialmente a uno de ellos, José Romero, que se lleva mi ropa sucia para lavármela, y que me vienen a ver cada noche, por si necesito algo, aparte de que me traen comida caliente. También estoy muy agradecida a los policías locales, que también pasan a menudo y se interesan por mí. En realidad, los vecinos me tratan bien».
¿Ha pedido ayuda al Ajuntament de Calvià?, preguntamos. «A un concejal que conozco, pues en Calvià he vivido durante 15 años, pero me dijo que no podía hacer nada, que eso era cosa de los servicios sociales». Por otra parte, alguien le habló de que en Son Moix habían abierto un albergue para personas como ella, sin casa, y fue. «Pero no me gustó, pues no vi orden, además, todos, hombres y mujeres, están mezclados y… pues que me vive a donde estoy. Aquí paso mucho frío y estoy sola, y cuando llueve no se puede dormir, pero prefiero mi coche a un albergue en el que la gente vive mezclada prácticamente».
En cuanto a pedir, no pide mucho. En realidad, si lo pide es porque le preguntamos, que si no, ni eso. «Pido un lugar donde cobijarme al que pueda hacer frente con lo que gano. Porque seguro que alguno habrá por ahí. Y si alguien me da un trabajo, ¡qué sé yo!, puedo limpiar casas, acompañar ancianos o enfermos. Lo que sea, porque si puedo lo haré».