Ángel Oliveros y Sandra Caudales, creadores del sello ‘Tardeo Palma' y quienes importaron la ‘movida' desde otras ciudades españolas hasta Mallorca hace cinco años, destaparon una placa de KM 0 en la puerta del local que regentan, Kaelum Club.
La sala que vio nacer la gala de los sábados por la tarde para adultos hizo escuela rápidamente y en sólo cinco años se ha expandido no sólo a locales de copas, bares y restaurantes del barrio de Santa Catalina, también a otros establecimientos de las zonas de los alrededores, concretamente en el Passeig Marítim.
El mercado de Santa Catalina, punto de encuentro para muchos a la hora del vermut, acoge a los primeros feligreses que se reencuentran con amigos botellín de cerveza en mano y, a medida que avanza el mediodía, abriendo boca con tapas y pinchos en los distintos puestos de comida del emblemático mercado. Algunos propietarios del Mercat recuerdan que «al principio fue un poco caos. Hubo muchas quejas de vecinos y ahora sin embargo hay muy buena convivencia y el ambiente es excelente».
Una fiesta que comenzó con 80 amigos. En la imagen muchos de los 80 amigos que asistieron a la primera fiesta de Tardeo Palma en Kaelum, hace cinco años, y donde sus propietarios, Ángel Oliveros y Sandra Caudales, descubrieron esta sábado por la tarde, con motivo del quinto aniversario una placa de Km 0, punto de partida de lo que actualmente es la ‘movida' de los sábados extendida por todo el barrio de Santa Catalina.
Por su parte, Ángel y Sandra, horas antes de abrir el Kaelum Club este sábado por la tarde invitaron a personal, amigos y colaboradores a un acto en el que se descubrió una placa de Km 0. Entre los asistentes muchos de los que estuvieron en aquella primera gala. «En la primera fiesta éramos 80 personas», comentó Ángel. En la actualidad, desde las cinco de la tarde la gente aguarda cola para entrar en el local que cierra sus puertas, al Tardeo, a las 22 horas.
La ruta, que comienza después de comer por la calle Sant Magín y calle Fábrica, entre otras, tiene varias ofertas desde locales como Havanna, Bar Cuba, etc hasta Sala Luna o Sabotaje, en la plaza del Vapor.
Precisamente uno de los destinos de muchos feligreses es Sala Luna donde suena la música más comercial y discotequera, tanto actual como de los años 90 y 2000. El perfil de la clientela son hombres y mujeres, de diversos estados civiles, residentes en su mayoría, dispuestos a pasar una tarde de fiesta moviendo el esqueleto y disfrutando como cuando eran adolescentes.
Al caer la noche y antes de la hora de la cena, muchos recogen a los niños en casa de la suegra o las abuelas. Otros continúan, hasta que el cuerpo aguante.