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Ángel Rodríguez Alvariño, capitán del galeón 'Andalucía': «Este barco es un museo y una escuela flotante»

Ángel Rodríguez Alvariño, junto a la gran rueda de timón del galeón, en el castillo de popa. | Gabriel Alomar

| Palma |

Navegar a bordo de un galeón del siglo XVII en la actualidad constituye todo una experiencia en la época de los navíos diseñados y gobernados con asistencia informatizada. Un reto que Ángel Rodríguez Alvariño, al mando del Andalucía, una réplica de aquellos buques legendarios de la Armada -abierto a la visita en Palma durante los próximos diez días, asume con especial satisfacción y orgullo.

¿Qué experiencia representa el gobernar un galeón en pleno siglo XXI?
— Es un honor y una experiencia única. Es incomparable con cualquier otro tipo de barco. La construcción de este barco, manteniendo las líneas de los antiguos galeones, da la oportunidad de navegar de la misma forma que se hacía hace 400 años. Para cualquier capitán representa un reto, puesto que la navegación a vela se hace como se hacía antiguamente.

¿Ha estado al mando de otras embarcaciones históricas?
— He estado al mando de la Nao Victoría, réplica del primer barco en dar la primera vuelta al mundo, que culminó bajo el mando de Juan Sebastián Elcano. A bordo tuve la oportunidad el año pasado de visitar Palma.

¿Cuánto tiempo lleva a bordo?
— Ahora mismo, llevo enrolado desde el mes de noviembre. Este barco ofrece la ventaja de pasar varios días seguidos en puerto.

¿Qué se necesita para aprender a manejar el buque?
— Pues al igual que en todos los barcos, tiempo a bordo. A navegar se aprende navegando. En la Fundación Nao Victoria, todo el mundo empieza como voluntario, y a partir de ahí, se adquiere experiencia. La navegación es muy diferente a vela en barcos modernos.

¿Quiénes componen la dotación a bordo?
— La dotación a bordo del Andalucía está compuesta por un grupo de profesionales, en su mayoría con titulación de la Marina Mercante y la completan voluntarios.

¿Cómo es la vida en el barco?
— Es como en cualquier otro barco, con la única diferencia de que somos un grupo más grande de gente. Hemos venido 22 tripulantes. Eso hace que, a veces, la convivencia sea un poco complicada. En cierto modo, es una especie de ‘Mili' para la gente más joven.

¿Cuántos lugares ha visitado el galeón desde su entrega?
— Este barco ha viajado a China y ha vuelto. Luego hizo gira por Europa y por la costa Este de USA y Canadá, Caribe, etc. Llevamos tres años haciendo gira por España y norte de Europa.

A efectos de seguridad, ¿qué elementos incorpora respecto a un buque del siglo XVII?
— El buque cumple todos los reglamentos que exige Marina Mercante a efectos de seguridad. Llevamos VHF, radar, AIS, balsas salvavidas, piloto automático, etc. Sin cumplir estos requisitos no podríamos navegar.

¿Cuál es la reacción del público?
— El público, suele sorprenderse al ver las dimensiones del barco, al bajar a sus cubiertas inferiores y ver las jarcias y la complicación de la maniobra. Los niños son, en muchos casos los que más lo disfrutan.

¿Cómo valora su papel histórico y cultural?
— Este barco es una embajada de España. Realmente es un museo y una escuela flotante. Algo muy necesario para transmitir la historia de nuestro país, tantas veces maltratada.

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