La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de enero Día Internacional de la Educación, una jornada que tiene por objetivo reconocer a la educación como pilar del bienestar humano y el desarrollo sostenible.
La celebración de 2020, la segunda desde que se proclamó esta efeméride, colocará a la educación y al aprendizaje como mejor recurso renovable de la humanidad y reafirmará el papel de la educación como derecho humano fundamental, bien público y motor de la Agenda de Desarrollo Sostenible de aquí a 2030.
Así, la organización internacional hará hincapié en los numerosos medios por los que el aprendizaje conduce al empoderamiento de los pueblos, a la preservación del planeta, a construir la prosperidad y a promover la paz.
Para la ONU, sin educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.
En la actualidad, 262 millones de niños y jóvenes siguen sin estar escolarizados, 617 millones de niños y adolescentes no pueden leer ni manejan los rudimentos del cálculo; menos del 40% de las niñas del África Subsahariana completan los estudios de secundaria baja y unos 4 millones de niños y jóvenes refugiados no pueden asistir a la escuela. «El derecho a la educación de estas personas se ve afectado y eso es inaceptable», afirma la ONU.
Con motivo del Día Internacional de la Educación, varias ONG han denunciado algunas de las barreras que impiden que los niños y jóvenes de todo el mundo puedan acceder a la educación.
En este sentido, Educo recuerda que, cada año, millones de niños y niñas tienen que dejar la escuela por culpa de la violencia. Tal y como explica el responsable de Educación de la ONG, Mikel Egibar, los niños están expuestos a muchos tipos de violencia, con múltiples causas, como guerras, conflictos entre pandillas, tráfico de drogas o la trata de menores, entre otros. «Cuando la situación se vuelve insostenible, huyen con sus familias a lugares más seguros, lo que implica que dejan de ir a la escuela», añade. Además, según la ONG, el hecho de no ir a la escuela aumenta el riesgo de que puedan sufrir aún más violencia.
El responsable de Educación de Educo comenta que existen diversos estudios que muestran que son los propios niños los que consideran que la educación es una prioridad en sus vidas, incluso en tales situaciones de urgencia. «Volver a estudiar les permite estar en un entorno seguro, recuperar una parte de su vida y sobrellevar el trauma vivido, así como disponer de nuevas expectativas y opciones de futuro», indica.
Por ello, Educo trabaja para que niños y niñas desplazados por estas causas en África, América Central y Asia puedan volver a estudiar y reivindica su derecho a una educación de calidad.
Además de la violencia, otro factor que influye en la calidad y acceso a la educación es la pobreza, que unido a las políticas inadecuadas para apoyar la finalización de la educación, el elevado ratio de alumnos por docente, los escasos materiales de enseñanza en idiomas nativos y la capacitación inadecuada de los docentes, provoca que millones de niños en todo el mundo no pueden leer ni escribir.
Para la ONG World Vision es «inaceptable» que en todo el mundo, más de la mitad de los niños y adolescentes no cumplan con los estándares mínimos de competencia en lectura y matemáticas.
Para revertir esta situación, la ONG ha puesto en marcha READ, un proyecto que utiliza métodos basados en la evidencia para enseñar a leer y escribir, proyecto que ha llegado hasta el momento a más de 20.000 niños de primaria.
Además, la ONG pone el foco en los niños y niñas con necesidades especiales, que tienen que superar dificultades todavía mayores para acceder a la educación. Con este objetivo, la ONG identifica cada año al menos a 4.000 estudiantes de segundo y tercer grado con necesidades especiales para brindar apoyo específico y mejorar su aprendizaje.
«La educación es el instrumento esencial para combatir la pobreza y romper la transmisión intergeneracional de la exclusión social, la violencia y la desigualdad», explica por su parte el presidente de Aldeas Infantiles SOS, Pedro Puig, que reclama una serie de medidas para garantizar el derecho a la educación de estos niños y evitar que la desigualdad económica y social de los alumnos sea un factor determinante del abandono y el fracaso escolar.
En primer lugar, pide impulsar los cambios normativos y los programas necesarios para hacer efectivo el derecho a una educación obligatoria y postobligatoria de calidad, equitativa e inclusiva para todos, atendiendo especialmente a los niños y jóvenes que crecen privados del cuidado parental durante su infancia o que están en riesgo de perderlo.
Igualmente, reclama implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para lograr una educación accesible y de calidad para todos, realizando las inversiones necesarias y estableciendo indicadores para medir el progreso.
Y exige garantizar la calidad, la cobertura y el acceso equitativo a la educación y la atención integral de la primera infancia (Primer Ciclo de Educación Infantil, es decir, de 0 a 3 años).