La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha propuesto un curso de 2 a 3 años para formar a los novios de cara al matrimonio, porque consideran que las 20 horas de los cursillos prematrimoniales no son suficientes y para evitar las rupturas pues, según indican, «a los 5 años, se han roto el 40% de los matrimonios».
«Cuando era párroco, les preguntaba a los novios: ¿Por qué estáis en el cursillo prematrimonial? Alguno decía: 'Es que si no, no nos dan un papel y no nos podemos casar'. Yo decía: 'Falso. Estáis aquí porque según las estadísticas, a los 5 años se han roto el 40% matrimonios y a los 15 años, el 60%, y venimos a prepararnos para evitar eso», ha expuesto el obispo de Bilbao y presidente de la subcomisión para la familia y la defensa de la vida de la CEE, Mario Iceta, este jueves 9 de enero en una rueda de prensa en Madrid.
Además, ha insistido en que las 20 horas que suele durar un cursillo prematrimonial no son suficientes. «Una formación matrimonial no se puede hacer en 20 horas. Para ser sacerdote hacen falta 7 años de seminario y para ser esposo, esposa, padre y madre, ¿20 horas?», se ha preguntado.
Este itinerario, titulado 'Juntos en camino, +Q2' y elaborado con la colaboración de una docena de matrimonios, se compone de 12 temas en los que se abordan asuntos como: la sexualidad, las relaciones prematrimoniales, la fidelidad o la resolución de conflictos.
Este curso, que está disponible en la web de la CEE de forma gratuita, no es obligatorio como tal aunque cada diócesis podrá asumirlo y decidir cuál es la formación que exige a los novios para casarse, según ha puntualizado Iceta.
Los novios que realicen el curso asistirían a sesiones cada 15 días, tal y como ha explicado el matrimonio formado por Fran y Toñi, que llevan 21 años casados y que han participado en la elaboración del material. «Fuimos a unos cursillos de dos días y nos sorprendió que a veces cuando compras un robot de cocina tienes más formación que para casarte», ha planteado Fran.
Según ha indicado, un itinerario de dos años puede parecer «largo» pero lo considera necesario, como Ignacio y Pilar, otro de los matrimonios que han colaborado. Según ha precisado Ignacio, para preparar los materiales, se han apoyado en el cine y la literatura. Asimismo, se pondrán una especie de deberes a los novios como, por ejemplo, ir a misa una vez al mes juntos o participar en eventos familiares.
Preguntado por si el curso aborda el problema de la violencia machista, el obispo Mario Iceta ha indicado que «sin duda» durante el itinerario con los novios se insistirá en que «el amor es absolutamente contrario a esta violencia execrable», se advertirá de los celos, y se pondrá a prueba a los novios a través de una serie de test. Incluso, ha precisado, en caso de que no estén «maduros», se les invitará a no contraer matrimonio.
Entre los temas que se incluyen en el itinerario, también se desgrana el asunto de la sexualidad. En este apartado, los obispos proponen a los novios la «castidad» hasta después de la boda. «El pánico a la entrega total hace que se haya extendido el probar las relaciones sexuales antes de estar casados», indican, al tiempo que subrayan que la Iglesia se «opone» a este tipo de relaciones.
También advierten del «pansexualismo», cuando «el foco de atención en el proceder y en el espíritu de la persona se centra en torno al placer de la sexualidad y como tal, los medios tratan de seducir al individuo con la atracción de ese placer».
Igualmente, consideran la pornografía y la masturbación como «una amenaza» para los matrimonios. En concreto, sobre la pornografía, recuerdan que, según el Catecismo de la Iglesia, «desnaturaliza la finalidad del acto sexual» y «atenta gravemente a la dignidad de quienes se dedican a ella». Sobre la masturbación, señalan que es «un acto intrínseca y gravemente desordenado».
«La masturbación puede parecer que solamente nos afectará durante el noviazgo, pero por su esencia, puede llegar a tener un componente adictivo que afecta también a algunos matrimonios», apuntan.
Además, según informa la Cadena Ser, el itinerario proponía --en una versión que después ha sido modificada--, que «el varón los días que quiera tener relaciones sexuales deberá hacer un esfuerzo mayor y asumir ciertas tareas (por ejemplo, llevar a los hijos por la tarde al parque o pasear un par de horas para que la mujer pueda dormir la siesta) y la mujer deberá liberarse de ciertas cargas de trabajo y descansar para encontrarse ambos preparados para el encuentro sexual cuando llegue el momento». Fuentes de la Conferencia Episcopal Española han precisado a Europa Press que el contenido del curso está en permanente actualización.