Lo importante lo hacemos de inmediato. Para los milagros, tardamos algo más. Este cartel, colgado en una de las paredes, ha sido el lema durante los 41 años que ha estado abierta la joyería Gofra, situada en el número 9 de la calle Volta de la Mercè, de Palma, y que este viernes bajó definitivamente la persiana. «La sensación es de alegría, pero con cierta nostalgia», confiesa Jaime Frau, uno de los socios. El otro 50 por ciento del negocio correspondía a su amigo y después familiar Jorge Godoy. «Llegué de Argentina hace también 41 años. Allí era joyero y tenía a mi cargo 23 operarios, pero estaba cansado de la delincuencia y de los robos que sufría y lo dejé y me vine a Mallorca con la idea de dedicarme a otro trabajo diferente. Conocí a la que fue mi primera mujer, ya fallecida, que era prima hermana de Jaime, y nos convertimos en socios y en familia», explica Godoy en la trastienda mientras su socio no para de atender a los últimos clientes.
El nombre de Gofra es un acrónimo de los apellidos de ambos. Al principio, el negocio estuvo situado en un segundo piso de la calle Cordeleria, pero al año siguiente ya cambió la ubicación «En los últimos años se ha notado un bajón en el negocio porque la gente no está para comprar joyas. Últimamente estamos vendiendo piezas bastante accesibles, de como mucho 200 euros, y precio de coste», comenta Godoy, quien se encargaba de todo lo referente a la joyería mientras que Jaime Frau ha sido el engastador, sobre todo de piezas isabelinas, sus preferidas. A ambos les hubiera gustado traspasar el local, pero la familia, que posee todo el edificio, no se lo ha permitido porque hará obras en el inmueble, entre ellas la instalación de un ascensor.
Los mejores años
Los años 70 y 80 fueron los más florecientes del negocio. «En esa época los payeses ganaban dinero y teníamos muchos clientes de La Puebla, Muro o Alcúdia», explica Godoy. El negocio prosperó tanto que durante diez años tuvieron una segunda joyería, en la calle Caputxins.
Desde este sábado, Jaime Frau podrá practicar con mayor asiduidad sus dos principales aficiones: el senderismo y la pesca, mientras que Jorge Godoy, a pesar de sus 78 años y la prótesis de titanio en la cadera, continuará dando guerra en las pistas de pádel.