¿Una dieta vegana pone en peligro la salud de un niño? «Todo lo contrario, porque se supervisa mucho más su alimentación», defiende la dietista y nutricionista Pilar Soler. «La mayoría de la población no sabe comer y debería aprender una pautas, mientras que veganos y vegetarianos se suelen preocupar más en averiguar qué comer para estar sano», reivindica. Y es que actualmente, defiende, hay más riesgo de sobrepeso entre la población infantil que de desnutrición por veganismo.
Las pediatras Mabel Martín (del centro de salud de Santa Ponça) y Mireia Cortada (del de Santa Maria) inciden precisamente en el control exhaustivo de la alimentación. «Una dieta vegana bien llevada y suplementada no tiene peligro, pero en niños menores de dos años es difícil controlar lo que pueden comer y en qué cantidades», asegura Martín. Para ello advierten de que sólo es recomendable en padres muy responsables y en muchos casos no lo son.
Si bien es cierto que hasta los seis meses un bebé se alimenta de lactancia materna y si la madre está bien suplementada, el niño no requiere nada más; también lo es que a partir del medio año hay que empezar a introducir otros nutrientes en la dieta y, aunque puede haber equivalencias con los alimentos, «si el niño los rechaza es más fácil que tenga carencias frente a un niño no vegano», advierte Cortada.
Juanjo Ramírez regenta el restaurante vegano especializado Bon Lloc, de Palma. No tiene menú para niños, pero defiende que en el caso de los más menudos: allá donde fueres haz lo que vieres. «La clave está en lo que ven en casa. Si siempre hay una ensalda sobre la mesa, comerán ensalada. Aquí vienen niños y comen como los mayores», explica. Ramírez cree que la dieta vegana infantil debe llevarse «con medida y conocimiento» y sobre todo, «no hay que imponer una manera de comer porque no funciona».
Y es que el tipo de alimentación responde a una opción de los padres, «como puede ser el nombre que le ponen o el colegio al que lo van a llevar», considera.
«Es una decisión de la familia que los profesionales sanitarios tenemos el deber de acompañar y asesorar de la mejor manera», añade la doctora Martín. Sin embargo, en la formación universitaria no se contempla, al menos todavía, el adquirir conocimientos sobre la dieta vegana. Aun así las pediatras consultadas reconocen que en los últimos años hay cada vez más cursos y formaciones destinadas a complementar sus estudios. «Siempre los hay reticentes de la vieja escuela que no se actualizan, pero las nuevas generaciones tanto de médicos como de enfermeras no paramos de hacer sesiones y monógraficos», defienden.
Y es que entre los padres y madres veganos la falta de formación o la reticencia de algunos profesionales puede llegar a ser un problema. «Si no saben de algo, deben aprender a derivar a un compañero», propone la nutrucionista Pilar Soler, quien ha indagado en el veganismo entre los bebés de hasta tres años. «La alimentación vegana de 0 a 3 años es posible y saludable, incluso puede tener beneficios sobre la salud, como es reducir los riesgos de enfermedades cardiovasculares, crónicas o de obesidad». Sin embargo, para ello está de acuerdo con las sanitarias en que «hay que aprender a comer, se necesita educación nutricional».
Juanjo Ramírez, de Bon Lloc, lo tiene claro: «Para seguir esta dieta es necesario tener un mínimo de información, pero de la misma manera que combinas tu ropa al vestirte cada mañana, en la alimentación debería ser igual. No es más complicado que entender cómo funciona un móvil», añade.
Los expertos en alimentos aseguran que a una dieta vegana no le falta nada, salvo vitamina B12, que se recibe a través de la lactancia materna y después con suplementación líquida. Su carencia puede conllevar problemas neuronales, cardiológicos o anemias y es importante tenerla en cuenta.
Por otra parte, la falta de la proteína animal es, más que un problema, «el talón de Aquiles», asegura Ramírez, «porque nadie sabe que en realidad es una combinación de aminoácidos que puede encontrarse en el mundo vegetal uniendo cereales y legumbres».
Así pues, el verdadero escollo para los niños veganos a los que se les vigila la alimentación con rigor es más social. «En los colegios lo primero que se preguntan es ¿y la salud? Pero nadie se lo plantea cuando comen fast food», añade Juanjo Ramírez.
Pero es que incluso las grandes cadenas de comida rápida están adaptando su menú y ahora se empiezan a comercializar las hamburguesas veganas. Más allá de integrar la oferta, Ramírez alerta de que «es un negocio, el problema es que hagan productos procesados que al final tampoco son saludables».
Una forma de vida
El veganismo en realidad es una forma de vida que va más allá de la alimentación. Se tiene en cuenta cómo vistes, la cosmética que utilizas o incluso los productos de limpieza que no estén testados en animales o los espectáculos a los que se acude. «El veganismo te lleva a la sostenibilidad y a las personas y a los derechos humanos, aunque no todo el mundo lo entienda igual...», defiende la nutricionista Pilar Soler, que comparte muchos de estos principios.
Soler, además, asesora desde la Universitat de les Illes Balears a quien lo necesite. Su departamento, una oficina saludable y sostenible, pertenece al Vicerrectorado de Campus Cooperación y Universidad Saludable. «Tenemos diferentes proyectos en marcha, como los lunes sin carne o el asesoramiento nutricional gratuito para la comunidad universitaria», explica y desvela que muchas de sus consultas son de personas que se introducen en el mundo vegetariano o vegano «que quieren aprender a comer».
El veganismo, además de ser una dieta con la que se pretende evitar el sufrimiento o la explotación de los animales, es también una herramienta que ayuda a combatir el cambio climático. De ahí que haya protagonizado esta semana alguno de los talleres realizados con motivo de la Cumbre Social del Clima, la cita ambientalista COP25 de Naciones Unidas en Madrid.
«Puedes llegar desde la conciencia, pensando en los derechos de los animales, informándote de cómo funciona el consumo de recursos de la industria cárnica cuando en el planeta hay comida para todos...», expone el restaurador Juanjo Ramírez. «Es tan extensiva que ha hecho que se haya abaratado la carne sin que nos planteemos lo que nos están dando por ese precio».