No m'en xerris, no m'en xerris!, exclamaba la vecina de Es Fortí Cati Mas, en plena calle Antoni Maria Alcover dirigiéndose a Andreu Pol. Frente a su carnicería y junto a su mujer, Ulla Bach-Jensen, Pol observaba con tristeza un cartel con fotografías en el que se podía leer ‘Cerramos por jubilación'. «Enhorabuena, me da mucha pena que cerréis pero os merecéis descansar», le expresó Cati a Ulla tras darle muestras de cariño.
Después de 70 años de actividad, la carnicería Ca na Pixedis bajará su barrera por última vez el próximo jueves.
«Cerrar el local me ha hecho mucho daño», afirmó Andreu con visible emoción. «He nacido aquí y ha sido una decisión muy complicada», reconoce. Sus padres, Jaime y Pixedis, abrieron la carnicería en 1949. «Ellos trabajaban en el matadero. Al principio, montada en bicicleta, mi madre repartía callos por el barrio. Aquí todo eran plantas bajas, a lo mejor vivían 50 personas. Además, esta fue la primera planta baja con agua corriente, recuerdo que venían muchos peninsulares recién llegados».
La carnicería no ha sido la principal ocupación de Andreu, quien se ha dedicado también a la construcción. Por ello, sorprendía a los vecinos verle sosteniendo una porcella en el cartel que anuncia el cierre del local donde pasó toda su infancia.
Estos días los recuerdos se suceden uno tras otro. «Hace muchos años, yo tenía siete, aquí no había bancos. Cuando nos quedábamos sin cambio, utilizábamos optalidones y cajas de cerillas. Yo era el encargado de ir a buscar las píldoras a la farmacia».
Como despedida, Andreu y Ulla han organizado un aperitivo para el jueves 31 de octubre. Todos aquellos que deseen despedirse del emblemático local, de sus propietarios y empleados, pueden acudir a partir de las 11 de la mañana.