Uno de los secretos mejor guardados de la boda de Rafa Nadal y Maria Francisca Perelló, que se dieron el ‘sí quiero' el sábado en La Fortalesa, ha dejado de ser una incógnita. Un total de 205 invitados al enlace disfrutaron de un aperitivo de Maca de Castro y convite de Santi Taura. El menú constaba de dos platos: de primero, canelón clásico de carnes asadas con bechamel de trufa; de segundo, lubina al papillote con verduritas de temporada y hierbas aromáticas, y de postre, el ‘no pastel de limón' de Taura.
Fue una ceremonia íntima y emotiva, a la par que hermética y blindada. Y aunque la ceremonia fue a mediodía, la fiesta de verdad comenzó tras el convite. El tenista, no dejó de bailar en toda la noche, como la novia, maquillada por Antonia Riera, de Manacor, quien lució un segundo vestido también de Rosa Clará. Muchos invitados aguantaron hasta el final –el primer autobús salió de La Fortalesa a las 22.30, y el segundo, a las 00.30–, aunque don Juan Carlos, a quien encantó la torrada de sobrassada de Taura, y doña Sofía, sentados junto a otras amistades de la pareja, partieron pasadas las seis de la tarde.
La música fue otra protagonista. Durante la ceremonía sonó el Ave María de Schubert; después, un quinteto de música clásica y el cantante Julián Rontano, que dejó a los asistentes con la boca abierta versionando a Édith Piaf o Freddie Mercury.
Este domingo por la mañana, los invitados dejaban los hoteles donde se habían alojado. También pernoctaron los padres del tenista, Sebastià Nadal y Ana María Parera; su hermana, María Isabel, y el novio de ésta, Pep Juaneda. Ana María destacó la suerte que habían tenido con el tiempo y dijo que todo había salido muy bien. Algunos de los amigos más íntimos de la pareja compartieron este domingo comida en La Fortalesa, encargada por la pareja.