Durante los últimos años han proliferado los cruceros especiales destinados a distintos colectivos sociales. El puerto de Palma recibió este miércoles al buque 'Azamara Journey' en un viaje para intercambio de parejas denominado Desire Montecarlo Cruise. La práctica del swinging o intercambio de parejas, habitual en tierra desde hace años, ha también llegado a las vacaciones en el mar. Una modalidad publicitada para parejas desinhibidas y amantes de las emociones fuertes durante toda la travesía.
El 'Azamara Journey' es un crucero de pequeño tamaño en comparación a otros mastodontes que surcan los mares, diseñado con un carácter íntimo. Tiene 30.000 toneladas y este miércoles llegó a Mallorca con 674 pasajeros, en su mayoría estadounidenses. Algunos de ellos se apuntan a esta opción no como practicantes activos sino por el carácter abierto de la experiencia. En la actualidad existen tres touroperadores especializados: Blis Cruise, Luxury Lifestyle y Desire Temptation, cada uno con sus peculiaridades.
A lo largo del presente itinerario, de una semana de duración, además de Palma se visitan los puertos de Mónaco, donde empezó, Portofino, Saint Tropez o Ibiza, para terminar en Valencia y Barcelona «en un viaje lleno de placer erótico exclusivo para parejas y donde la ropa es opcional».
Los encuentros íntimos se limitan a zonas concretas del buque. Además de emocionantes destinos, se asegura una experiencia personalizada con exquisiteces gastronómicas.
Complementado por un seductor entretenimiento, se ofrecen eventos eróticos en un ambiente que, se asegura, «encenderá las pasiones provocando alcanzar el límite del placer en una experiencia más allá de la seducción».
«La experiencia está siendo fantástica, es un crucero exclusivo y muy rumbero. Cada noche tenemos fiestas temáticas y de disfraces. Entre los swingers hay dos variantes. Por un lado están los que intercambian su pareja. Por otro lado están los practicantes del soft swing, es decir, un intercambio sexual suave, sin práctica del coito», explicó Lisesset, una mujer de Miami que iba acompañada por su pareja, Glenn, un piloto de avión. Glenn afirmó que, en ocasiones, es difícil explicar su relación: «A ella no le pasa, porque es de Miami y está rodeada de gente con una mentalidad más abierta, pero en según qué estados de Estados Unidos, sobre todo en los más católicos y conservadoras, no entienden qué significa ser swinger, no lo aceptan; te dicen que eres ‘el diablo'. De todos modos, eso es lo de menos. Es la primera vez que hemos estado en un crucero así y ha sido increíble».