El periodista Adrian Bono, hijo del que fuera mítico músico de Felanitx de los 70 y 80 Santi Bono, fallecido en accidente de tráfico en 1983 cuando él tenía cuatro años, es una copia casi exacta de su progenitor. Con residencia en Buenos Aires y Washington, habla con Ultima Hora durante sus vacaciones en Mallorca, donde se siente en casa. Bono dirige dos medios digitales, The Bubble y The Essential, con enorme éxito y visión de futuro.
¿Hábleme de su padre? Muchos cuando lean la entrevista y vean su foto le recordarán.
—Falleció en plena juventud y mientras ascendía a la cima del éxito. Cantaba las canciones del verano por toda la Isla y cuando murió se le hizo un gran homenaje en el Auditòrium de Palma. Yo solo tenía cuatro años; me emociona mucho cuando todavía, hoy en día, me paran por la calle y me dicen que me parezco a él. Mi madre es argentina y regresamos a su país siendo yo un niño pero pese a ello siempre me he sentido mallorquín. Además la vida siempre ha puesto Mallorca en mi camino. Mi primer trabajo tras la secundaria fue para Jaume Matas, que nos pidió que en Argentina fundáramos un centro balear en Rosario.
¿Cómo se convierte en el periodista de referencia de las redes sociales en el que se ha convertido? Su influencia es enorme…
—Siempre me ha interesado el periodismo y la política, pero sobre todo me interesa el cambio que ha dado nuestra profesión gracias a la llegada de Internet, las redes sociales. Actualmente doy charlas en América sobre las fake news, los bulos y de cómo podemos hacer para que los centennials o la nueva Generación Z, que hoy tiene 15 años, se interese por leer las noticias en un mundo donde todo pasa muy rápido, en 140 caracteres.
Da mucho miedo dejar la noticia en manos de 140 caracteres…
—Lo que da más miedo es que haya cierto nivel de apatía, una caída en la calidad informativa provocada también por la falta de ingresos. Facebook, Twitter, Instagram... regalan titulares pero no permiten profundizar. Es un fenómeno muy preocupante que afecta a sociedades de todo el mundo porque vivimos en la desinformación, sobre todo porque hay desinterés. La gente no busca la noticia, espera que se la lleven a casa y eso es muy preocupante.
¿Por qué decidió dirigirse a los que hablan inglés?
—En mi círculo de Buenos Aires, todos hablaban inglés, había muchos norteamericanos. Mi interés se centró en llegar a ese lector interesado que quería que le hablaran de otra forma y creé mi propio medio de comunicación, TheBubble. Después llegó The Essential, más formal.
¿Se puede contar una tragedia en clave de humor?
—Hay que ser muy cuidadoso, pero sí. Hay temas intocables, heridas abiertas que no admiten risas pero creo sinceramente que ningún tema debería ser tabú. Nosotros crecimos muchísimo en plena crisis del periodismo y compitiendo con los grandes medios que tienen una capacidad de crear contenidos con unos medios técnicos alucinantes con los que ningún periódico local puede competir a no ser que ofrezca algo muy atractivo al lector. A nosotros nos ha ido bien porque de repente comenzamos a hablarle a un público al que nadie le hablaba. Eso sí, hay que disponer de una gran plataforma tecnológica.
¿Quiénes son sus clientes, en un momento en que EEUU pasa por Trump y deja la época de Obama?
—Gobiernos, embajadores, ONGs. Nosotros creamos un producto complementario a The Wall Street Journal o The Financial Times. Este cambio político se ha reflejado en nuestra relación con la embajada de EEUU. Con Obama todo era más fluido, un estilo como el de James Costos. Ya no.
¿Cómo ve el mundo usted que vive en el triángulo América Latina, EEUU y Europa, y tiene información privilegiada?
—En un momento muy delicado en el que las redes sociales han hecho mucho daño, más del que creemos. Son un arma que ha servido para debilitar las democracias sin que nos demos cuenta.
¿Quién fue el primero en descubrir el poder negativo de las redes sociales?
—Rusia es uno de ellos. Ha utilizado las redes para crear conflictos internos en países de Occidente mientras se defiende diciendo que cualquier acusación contra ellos es falsa. En EEUU han potenciado la diferencia entre conservadores y progresistas y amplificado la guerra entre la ideología del votante rural y el votante urbano. También han aprovechado el descontento que existe en la juventud de Occidente hacia el capitalismo. Las redes sociales muestran un mundo irreal, de gente irreal, con vidas irreales que generan mucha frustración. Es un arma extremadamente peligrosa.
¿Cómo ha visto y vivido Mallorca?
—Es mi paraíso, cuando no estoy la extraño muchísimo. Su estilo de vida es el que de verdad me gusta. La sangre me tira.