El veganismo y el antiespecismo están de cada vez más en boga en nuestro país. Una forma de vivir, de pensar y de actuar que hace unos años permanecía relegada al desconocimiento mayoritario y pervivía en grupos muy diseminados en la sociedad pisa fuerte, especialmente entre las nuevas generaciones, más comprometidas con el bienestar animal y el del planeta que sus generaciones precedentes.
Además de la abundante bibliografía que si uno se interesa puede hallar sobre el tema, internet y las redes sociales han constituido un canal óptimo para la difusión del mensaje veganista y antiespecista. En blogs o en comunidades donde interactuar con otros convencidos muchos han sentido el gusanillo y han abierto los ojos a una forma de vida que se pretende más justa, respetuosa y consciente que las más tradicionales y ortodoxas. Pero todavía queda mucho por delante. El medio digital también sirve para que aquellos que creen que estas ideas son tonterías, que el mensaje veganista y antiespecista es una ?comida de olla? sinsentido, se rían a pierna suelta y sin pudor de los activistas. O les activistes, como dirían aquellos que defienden un lenguaje no sexista cargándose el normativo masculino genérico sacralizado por la RAE. Pero vayamos por partes.
Una comunidad vegana en particular, el Santuario Animal Almas Veganas (@AlmasVeganas), ha recibido numerosísimos comentarios recientemente por varios de sus vídeos, en los que hablan sin tapujos de sus posicionamientos, de sus convicciones que motivan sus acciones, a pesar de que resulten sorprendentes o inverosímiles a ojos de algunos.
En uno de ellos, grabado hace unos pocos meses, defendían que la tarea básica para la que tradicionalmente se ha tenido a las gallinas en las granjas y en las casas de todo el mundo ?poner huevos para alimentarse de ellos? es una forma más de explotación y maltrato animal. Así defienden que las aves se descalcifican con la puesta masiva y «sufren mucho». Por ello las activistas afirman que devuelven los huevos a las gallinas porque «son suyos».
En otro vídeo posterior, con pollos de fondo aunque sin hablar específicamente de las gallinas, las mismas activistas esgrimen que no tiene mucho sentido deforestar el Amazonas para dar de comer a vacas «que den de comer a gente». Consideran que sería mucho más fácil y más respetuoso con el medio ambiente plantar plantas para alimentar a esa gente ávida de nutrientes. Incluso se acabaría con el hambre en el mundo, aseguran.
Otro de los vídeos más comentados recoge un paseo de una de las mujeres de la comunidad, que se define como antiespecista, transfeminista y libertaria, con la «manada perruna». En él expone algunos principios generales de su ideología, y por ello ha recibido no menos chanzas, burlas y menosprecio por parte de muchos que no entienden que alguien pueda optar por una forma de ver las cosas tan distinta a la suya.
En Almas Veganas siguen a lo suyo, ajenas ?¿ajenes?? a la tormenta. Estas campañas les han servido para darse a conocer a un público mucho más amplio. Trabajan en Girona pero aceptan donaciones y venden camisetas para ayudar a sustentar el proyecto en el que creen, y a buen seguro que en estos días sus ventas han crecido de forma espectacular. Algunos no creerán sensato apartar de sus vidas todo lo que tenga que ver con el sufrimiento de los animales. Otros no creen sensato apoyar a Vox. Cada cual en su casa y Dios en la de todos. O en la de todes.